El verdadero obstruccionismo

La izquierda antifujimorista crea inestabilidad social

La mayoría del Congreso está contenta. Dice haber cumplido con la media histórica de los 20 días necesarios para otorgar las facultades que el Ejecutivo solicita al Legislativo. Al menos por ahora, Fuerza Popular sabe que no puede ser obstruccionista. Ha dicho que en 90 días revisarán minuciosamente los resultados de las facultades y que serán sumamente rigurosos con las normas que emita el gobierno. No hay escapatoria.

Fernando Zavala y todo su equipo deben trabajar a mil por hora para comenzar a cumplir las promesas de campaña y para ofrecer los resultados deseados cuanto antes. Deberán utilizar los medios para comunicar, para que la percepción de la población sea positiva y no se sienta frustrada con el presidente “de lujo”. Zavala y sus ministros comparecerán en el Congreso en tres meses. Serán zarandeados si llegan con las manos vacías. Qué roche, si el recreo para ellos continúa. Pedro Pablo no es un presidente de la misma media histórica peruana y, por tanto, su responsabilidad es mayor y se espera mucho más de él.

El congresista oficialista Moisés Guía Pianto, en clara discrepancia con el presidente y con las responsabilidades asumidas por el país, dice que Perú debería renunciar a la organización de los Juegos Panamericanos, “que el dinero se debería invertir en infraestructura para salir de la pobreza antes que darle una vanidad a Lima”. De la misma idea es el concesionario del Ferrocarril Central, Juan de Dios Olaechea. “Estamos a tiempo para salirnos de los panamericanos”, ha dicho. Y, siguiendo su misma idea, le diríamos que también estamos a tiempo para salirnos del túnel Trasandino, que costará más de US$ 3,000 millones y que beneficiaría solamente a su empresa y no a buses, camiones y vehículos particulares que transitan por la carretera central.

El verdadero obstruccionismo del gobierno de Pedro Pablo viene de sus votantes que impidieron la victoria naranja, de esa izquierda antifujimorista que no se detiene y que se da maña para crear climas de inestabilidad social. En la Estación Tambo (distrito de Cocachacra, Islay), contigua al proyecto minero Tía María, 50 hectáreas pertenecientes al Estado fueron invadidas por cuatro asociaciones de pobladores. El evento no sería un caso aislado, pues respondería a una estrategia antiminera solapa que más adelante les haría ganar otro Premio Ambiental Goldman a las “víctimas” de las actividades extractivas. Está pendiente lo que el ambientalismo ideológico hace en Conga. Utiliza a las personas para sus fines y las hace heroínas desinformando a los despistados del país y el mundo.

Mientras la política continúa su tendencia y no renueva su manera de proceder, el Perú provinciano no comparte las alegrías de la mayoría legislativa y se prepara para revocar a sus alcaldes y gobernadores regionales. En el interior no hay contentamientos, hay violencia verbal y física. Los vecinos ya no están conformes con las autoridades que eligieron y a golpes imponen sus ideas, como sucedió en el distrito de Cullhuas (Huancayo) y, de seguro, en otros lugares del país. Y es que, según cronograma del JNE, los revocadores tienen plazo hasta el 25 de noviembre para presentar en RENIEC la solicitud para verificar las firmas de adherentes. No hay distrito donde no exista un colectivo ciudadano ofreciendo obsequios por cada firma; y no hay colectivo que no tenga parentesco con la izquierda radical, la verdadera obstruccionista.

Manuel Gago