El reloj de Tolstoi

Creo que todos estaríamos de acuerdo en afirmar que la guerra es uno de los temas más recurrentes en la producción literaria mundial. Continentes y países enteros parecen haberse forjado en base a guerras. Y las hay de todo tipo y tamaño, hasta las guerras mundiales que, en suma, han costado la vida de millones de personas. ¡Guerras, las de Europa!, diría Germán Arciniegas.

Una entre muchas batallas ha sido la batalla de Austerlitz del año 1805, librada entre el imperio francés y las fuerzas austriacas y rusas, que terminó con la victoria napoleónica. Sin embargo, el propósito de esta columna no es analizar una guerra fechada hace más de doscientos años, sino los recursos que utiliza, a mi ver, un autor en particular, Leon Tolstoi, en su novela “La guerra y la paz”. 

La narración histórica de una guerra o una batalla podría suponer la redacción y descripción detallada de los enfrentamientos, bajas, estrategias de combate, recursos económicos, además de los entretelones entre quienes comandan las guerras y sus razones para emprenderlas; pero en este caso, en el campo de la literatura, Tolstoi parece apelar a una figura literaria, lo diré de esa manera, y que ha llamado mucho mi atención. Me refiero al uso de un reloj.

Un reloj, estimado lector, un reloj que ocupará un par de párrafos a lo largo de la narración. Pero párrafos importantes para comprender, a través de la descripción de las características particulares de este objeto, la batalla de Austerlitz. Veamos:

“Como el mecanismo de un reloj, en el mecanismo militar, una vez iniciado el movimiento nadie puede detenerlo hasta que ha llegado a su término; e igualmente, antes de que les llegue la vez, las piezas que no han sido puestas en marcha permanecen inmóviles. Silban en sus ejes las ruedas, se unen unas a otras por sus dientes; los pesos giran rápidamente chirriando, pero la rueda vecina permanece quieta y se diría que puede seguir así cientos de años; ahora bien, una vez iniciado el movimiento, una palanca hace presa en ella y, obediente a ese girar sucesivo, la rueda se pone en marcha ruidosamente y acaba incorporándose a una acción común cuyos fines y resultados ignora.

Y como en el reloj, cuyo complicado movimiento de ruedas y ejes innumerables no producen más que el deslizamiento imperceptible y regular de la aguja que indica el tiempo, el resultado de todos los complicados movimientos humanos de aquellos 160,000 rusos y franceses, con todas sus pasiones, deseos, arrepentimientos, humillaciones y exaltaciones de orgullo, de miedo y entusiasmo, vino a ser solo la pérdida de la batalla de Austerlitz, llamada la batalla de los tres emperadores. Es decir, un avance lentísimo de la aguja de la historia universal sobre la esfera de la historia de la humanidad”.

De esta manera, con la trasposición de las características de un objeto a otro, Tolstoi describe para nosotros, de una manera ejemplar, la batalla de Austerlitz, en su novela “La guerra y la paz”, que es un libro de entrenamiento para quienes se forman como escritores, por el amplio despliegue de técnicas literarias que el ojo del lector puede identificar con paciencia.

Sea esta, pues, queridos lectores, mi primera reflexión literaria de este año, con la esperanza puesta en quienes hoy comandan las grandes batallas por el bien del Perú. Y que tengan ellos la misma sapiencia y precisión del reloj de Tolstoi.