El precio de la delincuencia en América Latina

América Latina sigue siendo la región (sin guerra) más violenta del mundo. Durante la última década, la tasa regional de asesinatos aumentó 3.7% por año, más del triple que el crecimiento anual de la población. Más de 2.5 millones de latinoamericanos fueron asesinados desde el año 2000. La pasividad de nuestros gobernantes nos demuestra que sus prioridades están lejos de garantizar nuestro primer derecho: el de vivir seguros. El Perú se encuentra en el puesto 41 de los países con mayor tasa de homicidios. Disminuir el crimen será una misión difícil, pero no imposible, para el nuevo primer ministro, Salvador del Solar. No obstante, los ciudadanos jugamos un papel importante y debemos cumplir nuestro rol, educando bien a nuestros hijos y dejando de alimentar al mercado negro.

Se necesita un cambio radical en la lucha contra la delincuencia que, además de estar cobrando vidas, está atentando contra la economía de la región. Según la un informe de la ONU, en el año 2009, sin la mortalidad excesiva debida a los asesinatos, el Producto Interno Bruto (PIB) regional habría sido 0.5% mayor, lo que equivale a una ganancia potencial de más de US$ 24,000 millones. Además, en México, Guatemala y toda Centroamérica, calificada como una región de riesgo extremo, el crimen ha costado unos US$ 200,000 millones. Si al menos la mitad de todo ese dinero hubiera sido bien invertido en seguridad ciudadana y en educación, otro sería el panorama.

En nuestro país, el Ejecutivo ha señalado que se invertirá S/ 31,000 millones en obras relacionadas con educación, salud, comunicaciones e infraestructura vial, entre otras. No obstante, el Gabinete Del Solar debe empezar a realizar reformas inteligentes para frenar a la delincuencia y así evitar experiencias similares a las de Centroamérica. En Latinoamérica más de 1,300 programas contra la delincuencia que empezaron hace dos décadas no han rendido ningún fruto. La impunidad y la deficiencia policial continúa. Por ello, el Gabinete Del Solar debe pensar en prevenir antes de corregir. Invertir bien en educación, a la par con la seguridad, tecnología y personal calificado.

Es cierto, faltan efectivos policiales y por ello esta profesión debe ser mostrada atractiva por parte del Estado, asegurando una buena remuneración y bienestar social para los jóvenes, lo que a su vez disminuiría el desempleo y reduciría la cantidad de pandillas, protagonistas de la delincuencia (junto con los narcotraficantes). Miremos a Singapur, el país más seguro del mundo: ellos cuentan con una fuerza policial compuesta por 15,031 personas, lo que equivale a 268 funcionarios cada 100,000 habitantes. Y sin ir muy lejos, Chile (país latino más seguro) posee 294 carabineros por cada 100,000 habitantes. Pero más importante que la cantidad es la calidad, por ello debemos cambiar la “vara" por filtros minuciosos para evitar la corrupción y la ineficiencia.

Es tiempo de que el Perú y Latinoamérica dejen de ser víctimas de la ineficiencia y corrupción de sus mandatarios. Este nuevo Ejecutivo debe empezar a trabajar en pos de nuestra seguridad. Tenemos los recursos, solo hace falta invertir con honestidad e inteligencia. Asimismo, los ciudadanos debemos poner de nuestra parte, educando a nuestros hijos para que no compren productos robados ni estupefacientes para así erradicar el mercado negro y el narcotráfico, piezas claves del crimen.