Arturo Valverde
El Perú no se lo merece
Nos sentimos inseguros en las calles, no crecemos como antes, no avanzamos

Pedro Chávarry dice que ahora que no ejerce la función de Fiscal de la Nación podía atreverse a decir todo lo que no había podido decir antes. Afirma, por ejemplo, que le parecía ilógico que se haya intervenido al expresidente Alan García en su casa, una mañana víspera de Semana Santa y horas antes de que acudiera a una cita programada en la Fiscalía. Como Chavarry no es del agrado de esa famosa “reserva moral” del país —que ha quedado desenmascarada con los millones en pruebas de sus referentes, como Ollanta Humala, Nadine Heredia, Alejandro Toledo y Susana Villarán—, entonces se pretende quitarle validez a lo dicho por el exfiscal de la Nación.
La prensa o un sector de la prensa, le dedicó a Alan García portadas tras portadas durante varios años. La Primera, Diario Uno, Diario 16, La República, son tal vez los mejores ejemplos. Este no es el caso de Susana Villarán de La Puente, sus ex regidores y los artistas y activistas, que han pasado de ser los perpetuos indignados a los grandes ingenuos. ¡Oh, cuánta inocencia! Villarán de la Puente y sus ex regidores no aparecen en las portadas, no se los llama peces gordos y ladrones utilizando letras enormes, como se hacía con Alan García. No aparecen retratados o caricaturizados con juguetes y panetones. ¿Doble moral? ¿Por qué no tenemos reporteros en los restaurantes de Anel Townsend, buscándola para que le pregunten con rigor sobre la campaña del “no” a la revocatoria? Anel, tanto como Augusto, tienen hermanos periodistas. ¿Se atreverían a preguntarles ellos mismos? ¿Serían tan severos como lo son con los apristas, por ejemplo?
Durante muchos años se la pasaron con la historia del copamiento aprista, pero guardan un silencio cómplice cuando el rojerío y la caviarada hacen su festín en consultorías. Me pregunto, si a Alan García lo acusaron malvadamente de “narcoindultos”, ¿cómo deberíamos llamar a Valentín Paniagua y Diego García Sayán por indultar a gente vinculada a la subversión y perdonarles el pago de reparación civil con una ley con nombre propio?
Una nota en un medio local, de setiembre de 2017, da cuenta de que Paniagua y García Sayán publicaron el 31 de mayo de 2001, la Ley N° 27468, que eximió del pago de la reparación civil a los beneficiados con indulto o derecho de gracia para casos de terrorismo o de traición a la patria. Por ahí también saltan los nombres de Carlos Ferrero Costa y Henry Pease. No lo digo yo, lean:
Chavarry, en su defensa, ha dicho también que habría un trato preferente con Susana Villarán. En palabras textuales: “Un poco más y a la señora Villarán le piden por favor si puede acompañarlos a la carceleta”. Da la impresión que el caso de Susana Villarán fue postergado y arrimado lo más que han podido. Estaban seguros de que deteniendo a Alan García tiraban al olvido el caso de Villarán de la Puente, porque iban a poner todos los reflectores sobre el expresidente. No les salió como pensaban: Alan tenía dignidad y honor. No les dio el gusto.
Dicen que a Susana Villarán le han dado 18 meses —menos tiempo que a Keiko Fujimori— porque su caso está más avanzado. Lo cierto es que si hubieran detenido a Alan García hubieran seguido “avanzando” con su caso para evitarle la prisión preventiva a la exalcaldesa, sin contar el tiempo hasta formular la correspondiente acusación.
Si Chavarry es cuestionado por tomar una decisión en víspera de año nuevo: ¿por qué no se ha cuestionado de la misma manera ese intento de detener a Alan García, en víspera de Semana Santa? ¿Hasta cuándo “para mis amigos todo y para mis enemigos la ley”? Todos deberían ser juzgados con la misma vara.
Tras la votación en el congreso, esa famosa “reserva moral” quiere cerrar el parlamento. Los comunistas, rojos y caviares, que son tibios con la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, pretenden hacer lo mismo aquí en Perú, cerrar el Congreso, tomando como pretexto el tema Chavarry. Los que tenían asesores vinculados al terrorismo, quienes califican de guerrillas al terrorismo, quienes voltean el rostro a Venezuela, quienes usaban sotanas para hacer política, piden cerrar el Congreso.
Mientras tanto, nos sentimos más inseguros en las calles, no crecemos como antes, no avanzamos. Es el previo de optar por los aventureros. El Perú no se merece esto, pero los peruanos posiblemente estén pagando el precio de sus malas decisiones. Al Perú le están haciendo mucho daño los extremos: la izquierda y derecha nacional, que viven de la ignorancia de la gente, y a las que no les importa nuestro país. Y a todos esos que hoy promueven el cierre del Congreso y una especie de 5 de abril, espero no verlos después haciéndose los indignados.
Una vez más le digo a los peruanos: lean. Es la única forma de que no los engañen. Y además pongan un libro en las manos de sus hijos, así jamás nadie los sacará a la calle a gritar tonterías, como vimos este martes pasado en la Plaza San Martín.
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