Carlos Adrianzén

El peor ciego

Nos alejamos sostenidamente del mundo desarrollado

El peor ciego
Carlos Adrianzén
31 de mayo del 2023


No existe peor ciego que el que no quiere ver. Si analizamos la evolución de la economía nacional, con algo de perspectiva -
digamos en las últimas siete décadas-, este viejo refrán se ajusta implacablemente a nosotros. Y es que abandonar la miopía y los clichés ideológicos que nos han inoculado desde la escuela, cuesta mucho. Implica una práctica tozudamente impopular. Existen masivas resistencias. Desde los mercados informales provincianos hasta el mundo corporativo limeño, incluyendo a las percepciones mediáticas más encopetadas y a las posiciones de una clase política peligrosamente desapegada del pueblo.

Si nos tomamos un momento para observar dónde estamos, encontraremos que hoy somos un país pobre. Que nuestros ritmos de producción, gasto e ingresos –capturados por el producto por persona en dólares constantes (ver Gráfico I)– nos recuerdan que venimos de un horrible desastre económico (en el periodo velasquista y post velasquista 1970-1993) y todo parece indicar que estamos acercándonos a uno nuevo. A un periodo post 2013, igualmente socialista-mercantilista. Resulta importante dilucidar que referirnos a las fases de Socialismo Mercantilista no implica el uso de una etiqueta fácil. Notemos que ambas ideologías además de populares e históricamente arraigadas, se caracterizan por la opresión estatal. Reducir derechos de propiedad, derechos civiles, y otras libertades políticas y económicas. Siempre en beneficio del dictador o autócrata y/o sus mercaderes. Siempre a nombre del pueblo, de combatir la desigualdad o de reactivar a las industrias. Note las similitudes no-retóricas de Velasco, Belaunde, Fujimori, Humala, Sagasti, Viscarra o Castillo. Note cómo intervienen e inflan un aparato burocrático cada vez más corrupto. Así las cosas, los auges y declives económicos del Perú solo han combinado entusiastas retrocesos con culposos y apocados ajustes

Claro, si bien nuestro nivel de riqueza per cápita se eleva lentamente (con alguna parábola -1960-1990- incluida), nos alejamos sostenidamente del mundo desarrollado. Hoy, los peruanos hablamos casi de todo. Hasta usamos el cándido indicador de desarrollo Humano del PNUD que nos ubica como nación con alto desarrollo humano. Pero nunca enfocamos que nuestros niveles de consumo por persona se alejan de los registrados por naciones que alcanzaron el Desarrollo Económico. Teniendo en cuenta que este fenómeno es algo relativo, las estadísticas frías nos recuerdan que nos estaríamos sub- desarrollando, década tras década.

¿Por qué sucede esto? En simple, porque tendríamos –metafóricamente– tanto el diagnóstico como la brújula malogrados. Nuestra prioridad número uno no debe ser la paz mundial, ni el cuidado medio ambiental, ni la erradicación de la desigualdad. Esta debe ser, clara y públicamente, la erradicación de la pobreza. O lo que es lo mismo, crecer a un ritmo alto por décadas. Pero lo peor de esta prioridad es que esto es posible (ver gráfico II). Si, por ejemplo, el crecimiento económico peruano por persona hubiera sido consistentemente de apenas el 5% al año (los chinos lo hicieron al 7% por varias décadas) hoy un peruano promedio sería más rico que un estadounidense. 

Desde 1950 a la fecha, hemos tenido fases -i.e. el segundo del difunto García Pérez- en las que, por el esfuerzo de peruanos en el sector privado y por un efímero quinquenio, tocamos el 5% de crecimiento anual por persona. Claramente, esto no fue ni es suficiente. Se trata de crecer a un ritmo alto por décadas. 

Luego de García Pérez, llegaron otros personajes al poder. Estos declaraban que el crecimiento no les servía. Reintrodujeron al famoso Perro del Hortelano. Con él, explotó la corrupción burocrática y -desde el poder- asesinaron impunemente a millones de compatriotas. Simple e ignotamente, por evitables mayor pobreza y desatención que se asoció a sus gobiernos (a dejar de crecer al ritmo aludido). 

Como en Argentina, México o Colombia nuestros gobernantes evitaron que los peruanos se desarrollen. El crecimiento efímero aludido nunca fue mérito del Gobierno. Fue el hambre de empresarios y peruanos de a pie. Sobre esta base -si nos miramos históricamente al espejo del 2022- enfilando donde estábamos económicamente estas siete décadas, el ejercicio nos morderá (ver gráfico III). 

Es cierto, en el agregado hoy somos muchísimo más grandes que en 1950 (el primer sub gráfico). Tenemos una economía treinta veces más abultada. También, si ponderamos nuestro consumo como un peruano promedio, consumimos muchas más cosas. Con la corrupta dictadura militar, nos hicimos de estándares semi africanos, pero abolida la constitución velasquista, nos recuperamos y al final consumimos por peruano casi tres veces más en dólares constantes (segundo sub gráfico). 

Pero todo no es felicidad. En términos de desarrollo relativo, usando la ratio de nuestro producto por persona respecto al similar de un estadounidense, por ejemplo, -el tercero- estamos lejos del nivel alcanzado antes de que, con Velasco, se introdujesen las ideas de la izquierda limeña. Esto, para desvanecerse entre los noventas y el 2013, pero sin siquiera recuperarnos respecto a los tiempos de Belaunde Terry. Sin embargo, hay esperanza (ver gráfico IV).

A pesar de este fracaso económico es crucial reconocer que hay una salida. Hay solución. Y esta es palmaria: erradicar masivamente la incidencia de pobreza, que nos hace políticamente inviables. ¿Cómo se hace esto? Eyectando la inversión privada definidamente. Para ello es condición sine que non transitar hacia instituciones que borren la elevada opresión política y económica prevaleciente hoy -y desde nuestro nacimiento como nación- y de la que casi no hablamos

En buen español: desmantelar completamente el régimen del Socialismo Mercantilista que aún nos caracteriza -con Humala, Kuczynski, Vizcarra, Sagasti, Castillo o Boluarte- y nos hace una de las naciones más estancadas y corruptas del planeta. Dejar de ser una sociedad extractiva y pasar a ser una Inclusiva vía el mercado. No es algo fácil. Toma tiempo. 

Pero recordémoslo bien: El progreso ni es seguro, ni es inevitable (David Gergen).

Carlos Adrianzén
31 de mayo del 2023

NOTICIAS RELACIONADAS >

Los contrabandos de la izquierda tributaria limeña

Columnas

Los contrabandos de la izquierda tributaria limeña

  Es difícil imaginarlo, pero hagamos el esfuerzo. Imag&i...

01 de mayo
La salida previsional hoy

Columnas

La salida previsional hoy

El drama previsional peruano es, sobre todo, eso: un suceso de la vida...

23 de abril
¿Una fiesta inolvidable?

Columnas

¿Una fiesta inolvidable?

Ya estamos en los previos. La fiesta se iniciaría en pocos d&ia...

17 de abril

COMENTARIOS