Iván Arenas
El caso boliviano y el Perú
Todo indica que Bolivia va directamente a un abismo
Durante muchos años la narrativa de la izquierda de todos los colores sostuvo que la “vía boliviana”, liderada entonces por Evo Morales, era el verdadero camino al desarrollo. Frente al denominado modelo “neoliberal”, la “vía boliviana” –política y económica– era la solución. Todos los apologistas de Evo se llenaban la boca, como se suele decir, y agitaban el “milagro” económico del estado plurinacional. Hoy ese “milagro”, si algún día existió, llegó a su fin.
Los datos económicos y sociales son absolutamente imbatibles. Los números no mienten. El déficit fiscal –que va entre 8% a 10% del PBI– persiste desde hace 10 años. Solo para tenerlo como referencia: el PBI boliviano es alrededor de US$ 50,000 millones, la cuarta parte del PBI peruano. Estamos entonces ante un déficit de US$ 10,000 millones para una economía pequeña.
En el 2013 las reservas internacionales netas bolivianas eran de US$ 14,000 millones, y hoy se han reducido a US$ 1,900 millones, de los cuales alrededor de US$ 180 millones son dinero en cash. El Estado boliviano ha gastado un dineral en subsidios a algunas commodities, como el diesel y el trigo, no obstante, no ha podido evitar la inflación que cerrará en casi 10% en los alimentos. La política social más dura es una inflación en crecimiento.
Hay alrededor de 600,000 empleados públicos para un país de más de 12 millones de habitantes. Es decir, un empleado público por cada 20 habitantes. Hay también más de 60 empresas públicas bolivianas, todas ellas sin ningún valor, más allá de ser un gran departamento de clientelaje público al servicio del gobierno. Asimismo, se crearán más empresas debido a la política de sustitución de importaciones; como en el caso de la palma africana, que arrasa la selva norteña.
Bolivia entonces es un fracaso económico y social. Solo para agregar un dato más: en 2006 Evo Morales le puso mil candados a las inversiones para la exploración y producción del gas. El resultado es que YPFB se encarga de toda la comercialización, mientras la producción ha estado cayendo. Si antes Bolivia vendía alrededor de US$ 6,000 millones ahora vende alrededor de US$ 2,000millones: US$ 4,000 millones menos.
Todo indica entonces que Bolivia va directamente a un abismo, al que tarde o temprano llegará. Mientras los ideólogos del Estado plurinacional y los animadores del evismo exaltaban un “milagro” que no había, el país cavaba su propia tumba. El ajuste parece ser inminente. El tema es que aquí aún persiste el evismo como norte ideológico y ejemplo de lo que se debe hacer. En un año preelectoral como el 2025, el evismo enseña todo lo que no debemos de hacer.
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