Jorge Varela
El capitalismo afectivo o erótico
Su impacto sociológico y cultural

La socióloga franco-israelí Eva Illouz es una pensadora que ha estudiado acerca del amor en nuestro tiempo, la industria de la felicidad (o mercantilización de las emociones, lo que ella denomina “capitalismo afectivo”) y el impacto de esta en el ámbito social y cultural. Sus estudios se refieren a “las formas en que el capitalismo y la cultura del consumo realmente impactan en cómo las personas se conocen y lo que se dicen entre sí, lo que esperan de un encuentro y lo que solían esperar del cortejo: una propuesta de matrimonio”.
Illouz sostiene que “en este momento, una de las tendencias claras es una deconstrucción radical de la sexualidad, la identidad de género y, por lo tanto, también de las relaciones familiares. Muchos jóvenes se definen, por ejemplo, cómo género fluido”. Para quienes la familia continúa siendo el principal referente social y fuente de identidad personal, es un cambio demasiado rápido.
La noción de ‘capital erótico’
“El capital erótico es esta idea de cómo si arreglamos nuestro cuerpo y mostramos lo hermoso que somos, lo atractivos que somos, en realidad (ello) nos puede ayudar”. Es lo que se constata tanto en los lugares de trabajo, como en las opciones de matrimonio.
De hecho, las personas hermosas ganan más dinero que el resto. Las mujeres sexualmente atractivas suelen casarse con hombres de clase social alta. Entonces, aquellas que no lo sean –según una determinada opinión dominante– pueden cambiar su apariencia para obtener un buen matrimonio o un buen trabajo. Se trata, sin duda, de un enfoque esencialmente económico del comportamiento humano.
“El capital erótico es el hecho de que hombres y mujeres –por desgracia, en su mayoría mujeres– cultivan su sexualidad, su atractivo, su apariencia”, para ser competitivos no solo en el mercado matrimonial, sino también para obtener profesiones en las que el capital erótico, el atractivo sexual, es requisito. “Uno de los rasgos definitorios de la feminidad contemporánea es tener un cuerpo altamente sexualizado” (Entrevista Perfil.com. 2 de diciembre de 2022).
Esta noción de capital (erótico) se ha v uelto central en la sociología, pues sugiere que las cosas que no son estrictamente monetarias también pueden ayudarnos en la escala de movilidad social, a ascender de estatus social.
El capitalismo tiene una tendencia a mercantilizar todo. Eva Illouz no es la única que lo dice. En opinión de la filósofa Amia Srinivasan, “nuestro mercado sexual está organizado por una jerarquía del deseo sobre los ejes de raza, género, rasgos de discapacidad, etcétera” (entrevista, diario El País, España. 4 de diciembre de 2022)
Illouz afirma que “hay una creciente mercantilización de nuestra vida emocional; piense en los sitios de citas por Internet, son lugares con fines de lucro. Lo que están haciendo es tratar de lucrar con el hecho de que buscamos amistad, amor o sexo”.
Las relaciones de pareja en el futuro
Otra observación de Illouz es que junto a la creciente fluidez y deconstrucción de identidades de género y sexuales, es posible verificar un notorio aumento de los hogares unipersonales. Cada vez son más las personas que viven solas, y las parejas que se mantienen casadas se convertirán –de acuerdo a su visión– en un segmento de la vida de las personas. Las personas solteras formarán pareja, dejarán a la pareja, y volverán a ser solteras.
Las democracias occidentales, y no solo las occidentales, deberían prepararse para el hecho de que una cantidad cada vez mayor de personas vivirán juntas, y que la amistad o los lazos entre ellas podrían debilitarse. Las parejas tal vez serán reemplazadas por sectores de la sociedad que van a rehuir la relación principal.
Illouz plantea además que “no se puede tener, por un lado, una sociedad que realmente haga del consumo y la producción los valores finales de casi todo, el fin último de las políticas públicas, y las formas en que organizamos nuestras vidas. No podemos hacer eso por un lado, y por otro lado aspirar a tener la solidez del matrimonio y las relaciones que tuvimos en el pasado. De hecho –según arguye– trato de mostrar que los dos son contradictorios” (entrevista Perfil.com.2 de diciembre de 2022)
Capitalismo y feminismo
Por su parte Srinivasan al abordar la temática expuesta agrega: “no tenemos ninguna duda de que el capitalismo se ha apropiado con éxito de la energía radical que supone el feminismo. En el propio interés de las empresas está el deshacerse del machismo, para lograr que funcione de modo más fluido el sistema de la meritocracia y lograr mejores trabajadores. Del mismo modo no se puede pensar en la fortaleza del capital sin tener en cuenta el trabajo no retribuido de las mujeres en el hogar”. Amia Srinivasan sostiene que no es posible formular un análisis completo sin incluir las llamadas políticas identitarias. (diario El País, España, 4 de diciembre de 2022)
Por eso, después de escuchar a Shakira cuando canta: ¨las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, no nos quedan dudas que estamos siendo testigos de una época en que el capitalismo dejó de ser un sistema exclusivo de machos para machos.
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