Iván Arenas

Dos autoritarismos a la vista

El de Perú Libre y el de la izquierda caviar

Dos autoritarismos a la vista
Iván Arenas
03 de agosto del 2021


No obstante, estimado lector, todos los cuartetos e indignaciones en masa, la pelea que ahora se desarrolla entre el sector denominado caviar y los lápices cerronistas nada tiene que ver con los principios, los valores o la defensa de la democracia. Nada de eso. 

La pelea entre el sector caviar y los cerronistas es por cuál de estos grupos controla el inmenso aparato del Estado e influye en las decisiones de, sin temor a equivocarme, uno de los presidentes menos preparados en toda la historia republicana. En otras palabras, ¡salvo el presupuesto estatal todo lo demás es ilusión!

Las estrategias políticas que desarollará la oposición en los sucesivos días no deben estar exentas de entender que la génesis de semejante lucha entre las dos facciones de la izquierda es por quedarse con el botín estatal y no por ningún principio afín a la democracia. De allí que antes de tomar partido por alguno de los bandos, cualquiera que quede en pie, caviares o cerronistas, constituirá un enorme peligro para la democracia. 

Es obvio que si los caviares ganan la partida a los cerronistas, su poder será elevado a la enésima potencia y será casi absoluto. Si logran controlar los hilos del poder en el Ejecutivo, se añadiría a los medios, analistas, fiscales y jueces en los que ya ejercen influencia. Con instituciones claves sometidas, el autoritarismo caviar será inevitable y de largo aliento. 

Por otro lado, si los cerronistas ganan, los caviares se quedarán con pequeñas parcelas de poder, pero irán menguando en la medida que el gobierno de Castillo pueda legitimarse. En este posible escenario, es evidente un autoritarismo a la boliviana. Así, en ambos lugares, para cualquier analista demócrata o peruano de buen corazón no habría escape, en buen romance. 

Sin embargo, Castillo y los caviares creen ver similitudes en la sociología del Perú y las sociedades bolivianas o venezolanas antes de la llegada de los caudillos. Castillo habla de un país de excluidos y de pobres; pero olvida que en Puno, región de sociedades emergentes y promercado, votaron por la propuesta de su partido, y que en su mayoría los mineros informales, que son antiestatales, también le apoyaron.

¿Qué quiero decir con todo lo anterior? Dos puntos. Que el experimento chavista en el Perú no podrá convencer a la sociología, sino que tendría que imponerse a sangre y fuego. Y lo segundo, que la oposición democrática necesita del capitalismo emergente y popular para construir una verdadera oposición al idealismo comunoide.

Cerrón y Castillo, y también los caviares –vale decirlo– se equivocan de plano porque quieren convertir un país de mercados populares en un país de soviets.

Iván Arenas
03 de agosto del 2021

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