Juan Sheput
Dina Boluarte: en busca de una agenda para sobrevivir
Estabilizar al país hasta el cambio de Gobierno
En realidad, alguien en su sano juicio, puede pretender que en el Perú no haya un cambio de Gobierno hasta el 28 de julio del 2024? ¿Creen, llevados por un exceso de optimismo, que la presidenta Boluarte seguirá en el mando los 19 meses restantes? Es aceptable el reconocimiento a un Gobierno que ha decidido dar la batalla; sin embargo, eso vale de muy poco si no encuentra o defiende una agenda adecuada para la transición.
El Gobierno de Dina Boluarte tiene la grave debilidad de no contar con una bancada parlamentaria. Las células parlamentarias de Avanza País, Renovación Popular y Fuerza Popular solo valen para sus intereses electorales o de supervivencia hasta el 2024. Políticamente no han jugado un papel de defensa del Gobierno ingresando al debate con las fuerzas antagonistas de izquierda. En ese sentido han abandonado a la presidenta. Su papel se limita a un apoyo político suficiente que “garantice” la posibilidad de sobrevivir hasta el 2024.
Si a esto le agregamos la debilidad evidente del Gobierno, manifestada en un gabinete desconectado de la realidad, pues allí vemos los resultados: turbas en todo el territorio nacional, enfrentado con una retórica polarizante en lugar de acciones políticas que le permitan al Gobierno recuperar el manejo de la agenda. Es conocido, en la historia del Perú Político, en especial durante este siglo XXI, que ni un solo Gobierno sin bancada ha soportado ni sobrevivido a una crisis de gobernabilidad.
En ese sentido, lo primero que debería hacer la presidenta Boluarte es promover y liderar una agenda concreta de trabajo que se limite a la convocatoria de elecciones generales para este año, 2023, y que venga acompañada de un paquete pequeño de proyectos de ley que permitan mejorar en algo el lamentable sistema político. Estos dos puntos acompañados de un manejo más quirúrgico de la política económica, dando prioridad a sectores como turismo y agricultura, permitirían llevar el país con mayor estabilidad hasta el cambio de Gobierno.
Como he señalado en más de una oportunidad, las elecciones pueden ser el segundo domingo de octubre, la segunda vuelta en noviembre y el nuevo gobierno asumiría el 1 de enero del 2024. Pero el gobierno parece no haber entendido eso. Insiste en un manejo de propuestas realmente voluminoso, inentendible e insostenible. Para muestra un botón: solicitar delegación de facultades durante la presentación del PCM Alberto Otárola, un día después de los 18 muertos de Puno, demostró una increíble desconexión con la realidad.
Solo queda esperar que la presidenta Boluarte entienda la importancia de la política y, dentro de ello, lo fundamental que es liderar la agenda.
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