Arturo Valverde
Dickens por Maurois: edad para la novela
Los novelistas jóvenes son tan escasos como los poetas viejos
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Estoy leyendo Dickens, la biografía que escribió André Maurois sobre el escritor inglés Charles Dickens, célebre por sus obras Cuento de Navidad, Oliver Twist, Historia de dos ciudades y otros grandes clásicos, cuando me encontré con unas líneas que me gustaría compartir con ustedes.
Dice Maurois que, “los novelistas jóvenes son tan escasos como los viejos, poetas líricos; es por eso por lo que casi todas las grandes novelas de la humanidad han sido escritas cumplidos los cuarenta años”, con excepciones. Agrega, además, lo siguiente:
“¡Afortunado escritor aquel que ha tenido una infancia llena! Un escritor, a partir del momento en que se convierte en escritor profesional, se encuentra absorbido más o menos completamente, y a pesar de la resistencia que pueda oponer a ello, por un medio de especialistas, por el mundo de las letras, por el mundo a secas, y aun en el caso de que sepa librarse de todos esos peligros, por los deberes de su oficio. Esa nueva vida le enriquece poco o, en todo caso, le enriquece de elementos que apenas son transmisibles a la masa de los hombres. Por eso el hombre que a los veinte años ya posee los materiales con los cuales construirá su obra, es un ser privilegiado y lo es doblemente, pues hasta admitiendo que más tarde, hacia los cuarenta años, hacia los cincuenta, un hombre pase por aventuras tales que puedan suministrarle la materia de una obra, su vida luego no es bastante larga para que los hechos observados puedan convertirse en materia literaria. Hace falta un periodo de gestación para que el acontecimiento real se transforme lentamente, en el espíritu del artista, en acontecimiento novelesco; es preciso que los sentimientos se hayan apaciguado para que el escritor los exprese sin reticencias. Stendhal escribe en su edad madura Le rouge et le noir y la Chartreuse, vividas por el joven que fue, y Dickens escribe, a los treinta y ocho años, David Coperfield, con sus recuerdos de infancia. Pueden hacerlo porque sus infancias fueron animadas y apasionadas. Vuelven a encontrar, cual hermoso tesoro oculto, la fuerza de sus amores y de sus pasiones juveniles”.
¿Podemos hablar de una edad en particular, como sostiene Maurois, en que el escritor está en la capacidad de crear una novela de valor literario como en los casos de Dickens o Stendhal? ¿Hay una edad para la novela? Yo creo que un escritor debe vivir y leer, todo lo que pueda, hasta reunir todas las armas necesarias que le permitan expresar lo que desea. Más tarde, esa novela, ora a los cuarenta, ora a los cincuenta, finalmente brotará, verá la luz, cuando llegue el momento.
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