Miguel A. Rodriguez Mackay
Denuncias contra Trump terminarán favoreciéndolo
Demócratas están cometiendo errores que podrían costarles políticamente
La más reciente imputación contra el expresidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump –esta vez por manejo de información clasificada hallada en cajas luego de que fuera allanada su casa en Florida, en el mes de agosto, que se calcula en unos 11 mil folios–, a mi juicio, va a terminar abriendo los espacios políticos que el expresidente republicano está buscando para conseguir una victoria electoral en 2024 que le permita volver a la Casa Blanca.
Recordemos que hace pocas semanas Trump fue objeto de otra acusación formal por el Gran Jurado de Nueva York, imputado de sobornar a una actriz porno a cambio de su silencio en 2016. En esa ocasión Trump se convirtió en el primer mandatario de los Estados Unidos en ser acusado a lo largo de su historia, iniciada el 4 de julio de 1776, al conseguir su independencia de Inglaterra. Ahora con la denuncia por manejar supuestamente información confidencial, Trump se convierte en el primer mandatario en afrontar un cargo federal. Se trata de todo un récord para quien ha tenido el privilegio de dirigir los destinos de la nación más poderosa del mundo. Con lo anterior, no olvidemos que el expresidente tiene en marcha otra indagación fiscal por los sucesos en el asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando ya había perdido las elecciones frente al actual presidente demócrata, Joe Biden.
En realidad, sigo creyendo que toda esta avalancha de imputaciones terminará beneficiándolo. En política las persecuciones punitivas muchas veces terminan convirtiéndose en activos políticos que suelen ser capitalizados en la mayoría de las veces por la estrategia de la victimización y ello independientemente de que sea culpable o no. Por tanto, los enemigos políticos del magnate exmandatario estadounidense, que actúan dominados por la febrilidad del poder en la idea de que al ser Trump arrinconado en los fueros penales lograrán que la medida repercuta en su imagen, menoscabándolo como figura política, y por tanto, conseguir el objetivo de neutralizar o paralizar sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca, en realidad no se dan cuenta de que están visibilizándolo ante la ciudadanía más de lo que el propio Trump hubiera creído.
Es verdad de que la vida de Trump ha estado llena de sorpresas. Se trata sin duda de un excéntrico personaje de la vida política de los Estados Unidos que se hizo magnate desde su natal Nueva York y que alguna vez en su vida dijo que sería presidente de su país y lo consiguió cuando derrotó a la decantada futura presidenta demócrata, Hillary Clinton, que se quedó en el filo de conseguirlo para convertirse en la primera mujer en llegar al más alto cargo del país.
Por supuesto que los detractores políticos de Trump -los demócratas por supuesto y también los republicanos tradicionales a los que terminó desplazando cuando se hizo presidente-, desean frenéticamente que una vez tomada forma la imputación reciente por el delito federal de obstrucción a la justicia y retención de material clasificado, quede detenido y en ese marco sea mermado en el exigido camino impoluto hacia la presidencia de su país. No creo que lo consigan. Seguramente cuando llegue el momento de que sea formalizada la acusación por el referido asalto en el Capitolio –es lo que creo– todas las estrategias de sus enemigos terminarán rebotando negativamente en ellos.
En cualquier escenario procesal penal que va a sobrevenir en los próximos capítulos de la vida política estadounidense, francamente veo a Trump librado de la justicia y, por tanto, seriamente encaminado, primero para ganar las primarias en el partido republicano donde terminará pasando por encima a los candidatos que pudieran ir surgiendo aun cuando seguramente el que podría incomodar a sus pretensiones sin que sea una seria amenaza a su candidatura, es el actual gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Sin duda, son muchos los temores de la oposición demócrata de que Trump vuelva a ser presidente del hegemón del mundo, y eso los está llevando, principalmente en el Congreso, a cometer errores que luego podría costarles políticamente una sepultura política como aquella otra cuando Trump ganó la presidencia en 2016. Para nadie debe ser un secreto de que, en la política, en cuyo marco se producen las pugnas por contar el poder, todo es dialéctico, y esta realidad parece no haber sido asimilada por quienes buscan apartar a Trump de toda posibilidad como activo y firme candidato para ganar las elecciones de 2024. La estrategia de Trump sigue siendo el discurso fuerte y de devolverle a su país el lugar de país todopoderoso a partir del histórico Destino Manifiesto inscrito en la memoria colectiva estadounidense. De allí que Trump acude permanente al discurso de la patria poderosa que tanto gusta a un enorme sector de la población y para ello no cesa en referirse a las falencias del actual presidente Joe Biden a quien lo refiere como mandatario debilitado. Veremos cómo sigue el accionar de los demócratas contra Trump que el 13 de junio deberá presentarse ante la justicia federal para sortear la más reciente referida acusación.
Miguel Ángel Rodríguez Mackay
Excanciller del Perú. Profesor de Política Exterior en la Facultad de Derecho y Ciencia Política – Escuela de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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