¿En peligro la nueva carretera central?

Un medio periodístico ha revelado que Egis Eau S.A.S., la empresa encargada de la nueva carretera central –por convenio de gobierno a gobierno, Perú y Francia– ha sido inhabilitada por el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por estar implicada en actos de corrupción en Panamá, India, Argelia y Gabón. 

El BID, en un comunicado de enero pasado, anunció la inhabilitación de Egis por tres años. “Inelegible para participar de proyectos del grupo BID”. Otro comunicado de PMO VÍAS –organismo francés encargado de la obra– confirma la inhabilitación negociada sin alcance fiscal y judicial. Agrega que un agente externo realizó prácticas contrarias a su ética empresarial. 

¿La noticia pone en riesgo la continuidad de la nueva carretera central, conocida como Corredor Verde? ¿Hace tambalear el acuerdo de gobierno a gobierno entre Perú y Francia y otros por delante? 

La noticia es aprovechada por los oponentes del Corredor Verde, la ruta elegida por el Ministerio de Transportes, en etapa de estudio definitivo de ingeniería. Sin embargo, es necesario distinguir la obra del ejecutor. La obra no se puede detener después de todo lo avanzado. Los gobiernos de Perú y Francia ya verán cómo resolver la continuidad o no de Egis al frente del proyecto.

Allegados al Colegio de Ingenieros de Lima enfilan sus ataques contra el Corredor Verde y promueven la idea La Chutana (San Bartolo). En la población queda la idea de la empresa corrupta y el proyecto inservible, pero no es así. Numerosas obras de desarrollo están paralizadas por temas de corrupción. Y no por eso las obras dejan de ser necesarias. Por esta razón, para reducir riesgos, se decidió realizar convenios de gobierno a gobierno. 

¿Qué diferencias existen entre La Chutana y el Corredor Verde? La Chutana es una simple idea, como tantas que se quedan en el camino y, por tanto, descartada por el Ministerio de Transportes. La Chutana aleja en lugar de acercar. Plantea unir solo a Huancayo con San Bartolo (Cañete), dejando fuera a las otras regiones del centro. Será un elefante blanco.

Quienes viajan frecuentemente Lima - Huancayo saben que el tráfico es intenso entre Lima y La Oroya, pero disminuye considerablemente de La Oroya a Huancayo. Sobre todo los vehículos de transporte público y de carga pesada procedentes de la región central, que van hacia los mercados limeños y Callao, el principal puerto de exportación.

El Corredor Verde beneficiará a San Martín, Ucayali, Huánuco, Cerro de Pasco, Junín, Huancavelica, Ayacucho y Lima, a toda la macrorregión central. Comienza en Yauli (La Oroya) hasta un óvalo de tres ramales en Huaycán para entrar a Lima: por la pista Ramiro Prialé, en Cieneguilla, o la conocida carretera central. Esta pista de talla mundial acercará a los cientos de productores de las ocho regiones al puerto de Chancay. Llegarán con mayor ventaja.

Contrariamente, La Chutana aleja a las regiones, con sus respectivos costos humanos y económicos. Servirá tan solo a Huancayo y a ciertos intereses privados embarcados en el proyecto. 

Lamentablemente, las ventajas sustantivas del Corredor Verde son desconocidas, no son explicadas. Las autoridades e instituciones locales no asumen posiciones. Una Comisión Multisectorial –curiosamente dependiente del Gobierno Regional de Junín– no se afana publicitando el proyecto que apoyan.

Tal como se presenta el escenario, y como señalamos antes, no bastan el proyecto aprobado ni los fondos asignados. Los poderes fácticos, de un plumazo, pueden demoler la obra que beneficiará a millones en lugar de a unos cuantos, tal como se plantea con La Chutana.