De pesimismo y profesiones de riesgo

Hay días en los que la vida pesa un poquito más, cuesta leer los periódicos, sintonizar la radio y ver las tendencias en redes sociales. En Perú parece que las redes sociales están plagadas de animales. Hay perros, gatos, loros, ovejas, cóndores y cuyes lanzando insultos desde primera hora de la mañana, como cumpliendo una jornada laboral. A veces encuentro cuentas con el avatar de Mafalda que en lugar de crítica mordaz solo atinan a morder.  ¡Qué agravio al lápiz de Quino! La realidad no cambia en otros países, solo cambian la imagen de la cuenta bot o troll. En Inglaterra encontrarán que muchas utilizan la imagen de San Jorge; en Venezuela, una imagen de Chávez. El anonimato es su guarida.

Tantas veces se nos ha dicho a los jóvenes que tenemos que dar la batalla, leer y prepararnos siempre para poder debatir y rebatir ideas. Hoy siento que hemos cruzado una frontera de la cual no podremos volver. No se han preguntado ¿por qué abundan los opinólogos de blog y son pocos los opinólogos con libros? ¿Qué hacemos con el ignorante pagado? ¿Con las personas que se contentan con leer opiniones ya formadas porque los libros ni los tocan?

Hoy he escuchado a un alcalde decir que quiere una nueva generación de políticos. Quiero enfatizar que este señor es treintañero. Mal vamos si crees que la generación que acaba de cumplir la edad mínima para personificar a la nación no tiene al menos un exponente y tú, persona con poder, crees que lo más favorable para el país es seguir con la contaminante costumbre de hacer una tala y quema.

¿Con qué ganas puede un joven dedicarse a la política? Hace unos meses se destapó como gran escándalo el pago de una conferencia y un contrato que se había regularizado unos meses después. Al principio pensé que solo eran ganas de incordiar porque para mí, que he organizado un par de conferencias y he coordinado otras, era un trámite administrativo común. ¡Cuántas veces he enviado un contrato firmado para que una de las partes me diga luego que no estaba de acuerdo con el lenguaje legal y quiere mandarlo a su  equipo de abogados! “Le contestaré a la brevedad”, son las palabras que auguran que no escucharé del remitente hasta dentro de un par de semanas. Siempre estas personas son las que requieren además contratos con firma de puño y letra, y no les vale una copia escaneada o faxeada. Pensé sinceramente que el sentido común prevalecería, pero no. El César pidió sangre y circo.

En el momento del “escándalo” recuerdo incluso escuchar a la periodista cuestionar el pago del billete de avión a la conferencia. El privado hace lo que desee con su dinero. ¿Sabría esta periodista que hay invitados a los que incluso hemos pagado billetes de avión para su familia y hasta sus niñeras? Todo depende del nivel del conferencista, las necesidades del organizador y la urgencia. Otra forma en que la prensa intenta hacer creer a la población que ha encontrado su “momento ajá”, porque Arquímedes no quedan, es cuando reflotan fotografías de eventos públicos pasados. En esta segunda edición la fotografía llena de moho muta y se convierte en “destape”, se vende aún mejor si se atenúan las luces y se pone un efecto tiniebla. Los maestros de la sospecha crean la duda y luego corren.

Jóvenes de mi generación, ¿cuántas fotos tendrán con personas que luego serán desnudadas como corruptas? ¿A cuántas cenas de empresa han asistido? ¿Cuántos de los asistentes se convertirán en gerentes?  ¿Cuántas veces han tenido que entretener a clientes de otros países? ¿Podrá esta empresa participar en una licitación? Si algún día quieren servir a su país les van a inventar vínculos con todo Cristo. No importa probarlo, solo tiene que parecerlo con un poco de humo, espejos e insultos. Ser político es hoy más que nunca una profesión de riesgo.