De lo cognitivo a lo humano

No cabe duda de que nuestros modelos educativos están agotados. No han cambiado mucho desde hace dos centurias, y claramente ya no responden a las exigencias y demandas de una ciudadanía global, a una necesidad de aprender distinta, a una complejidad y comprensión del mundo mayor, y a velocidades cada vez más mayores.

Las evidencias de este agotamiento profundo se viene multiplicando en distintos informes, estudios y espacios educativos. Por ejemplo, el informe del Banco Mundial sobre la crisis mundial de los aprendizajes (BM, 2017) o el último informe de McKynsey Institute (Mourshed et al, 2017), que hacen uso de la información recogida en el marco del programa de evaluación PISA, sobre la importancia que tiene el desarrollo de las mal llamadas “habilidades blandas”.

Según dichos informes las escuelas o sistemas educativos deben desarrollar en sus estudiantes las disposiciones para mantener motivación para enfrentar los problemas, tener un sentido de pertenencia al colegio comunidad o país, e incluso el autoconocimiento de los estudiantes. Todos estos mindsets tienen, según PISA, impacto estadísticamente significativo sobre los aprendizajes adquiridos de los estudiantes. Dichos resultados logran mantenerse, incluso cuando se les aplica o controla por variables como el nivel socioeconómico, tipo de colegio (infraestructura) o ubicación del mismo (Mourshed et al, 2017).

Quisiera, en este punto, volver la mirada a uno de los aspectos (que desde mi punto de vista) más significativos de este cambio, y es el hecho de que la educación esta abandonando el paradigma del conocimiento hacia uno centrado en la persona, en lo humano. No basta entonces la fijación absurda en solo asegurar el conocimiento puro y duro, necesitamos también formar al estudiante como ser humano.

Si miramos nuestro sistema educativo, el peruano, creo que tenemos que hacer cambios gigantescos en la aproximación a las soluciones del problema de la educación.