Berit Knudsen

De la demagogia a la tiranía

Un Gobierno que olvida al pueblo para beneficio propio y de sus aliados

De la demagogia a la tiranía
Berit Knudsen
27 de octubre del 2022


El país que nunca duerme continúa sumando historias, con capítulos cada vez más alarmantes, en los que las constantes son la controversia y el escándalo. No hay día exento de noticias que parecen sacadas de la más amarilla de las prensas; noticias que aseguran a los redactores reportajes que corresponderían a las secciones policiales, apartados de la buena narrativa política. Pero no podemos ser incautos, en política nada es casualidad, ese es parte del juego del Gobierno. 

Últimamente presenciamos un giro hacia el ámbito internacional, con la presencia de Castillo y su cuestionado discurso en la ONU; obviamente redactado no por él, sino por sus asesores en asuntos internacionales, que parecen no darse cuenta de la crisis que vive el Perú. Luego vino el pedido de auxilio de Castillo a sus camaradas en la OEA, como consecuencia de la denuncia Constitucional presentada por la fiscalía ante el Congreso de la República. Y la cereza sobre el helado han sido las declaraciones del canciller César Landa, quien literalmente osó mentir al Papa en el mismo Vaticano, desinformando sobre la crisis, denuncias por corrupción e inestabilidad del país. La Cancillería se equivoca si cree que en Vaticano no están informados. ““Ha sido una práctica usual que el Congreso diferencie a la persona del jefe de Estado. Hay una situación muy tirante, lamentablemente. y han entendido que no corresponde que salga. Consideraron que está fuera de tono por afirmar la paz, la ley internacional y condenar a Rusia”, dijo el canciller.

Permanecer en el poder por la fuerza, utilizar recursos ilegítimos; valerse de medios extranjeros, buscar un golpe de estado o una insurrección para mantenerse en el poder, vulnerar las leyes, usar como única ley que se haga lo que el mandatario decida, cuando lo decida, utilizar a las Fuerzas Armadas para establecer su autoridad, crear una red de protección ilegal, tomar decisiones arbitrarias e injustas (sin importar quien se vea perjudicado), olvidar al pueblo para beneficio propio y de sus aliados, desarrollar mecanismos de represión y persecución, impedir la libertad de expresión, utilizar todos los recursos para deshacerse de sus oponentes. En síntesis, abuso del poder. 

Estas acciones definen a las tiranías, según información extraída de los textos sobre formas de gobierno. Cualquier similitud con el régimen de Pedro Castillo, ¿es pura coincidencia? Si intentamos investigar sobre las peores formas de gobierno, la principal clasificación por opuestos sería: a la monarquía se le opone la tiranía; a la aristocracia la oligarquía; y a la república, la demagogia. Las dictaduras se definen como una forma de gobierno en la que no existe separación de poderes y se concentra el poder en un individuo o élite, existiendo un solo partido. Afortunadamente no es el caso de nuestro país, ya que existen partidos de oposición y una Fiscalía de la Nación que ha hecho algo nunca antes visto: enfrentar a un presidente en pleno ejercicio de sus funciones.

¿Pero cómo comienza esta historia? Comienza con halagos, falsas promesas –que resultan difíciles de cumplir–  y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política. Esa es la definición de demagogia. Y, una vez más, cualquier similitud con Castillo,  ¿es pura coincidencia?

Pero debemos ser proactivos. Tal vez podamos agradecer a Castillo por sus lamentos ante la OEA. Las personas, y por lo visto también los países, continúan sus vidas en medio del caos hasta que un suceso dramático los golpea contundentemente, “los hace tocar fondo”, obligándolos a tomar conciencia. Sólo así reflexionan y buscan un giro de 180º en sus vidas. Quiero pensar que eso sucederá en el Perú. 

La corrupción, según Castillo afirma, no es una práctica de este gobierno y el clientelismo tampoco; pero ya era tiempo de que las alarmas sonaran y que el sistema de justicia tomara cartas en el asunto “caiga quien caiga”. Para activar estos mecanismos fueron necesarios varios ingredientes: un presidente incompetente y torpe; una prensa de investigación valiente y una fiscal enérgica, a quien no le temblara la mano con sus acusaciones. 

Esperemos un buen desenlace en el capítulo internacional de nuestra historia. Ese llamado a la OEA, ocultando información, ha ocupado titulares que destapan la corrupción del gobierno peruano, abriendo los ojos del mundo. Hoy parece que hasta Castillo quiere emular a la Fiscal de la Nación, removiendo de su cargo a Jorge López, último ministro de Salud acusado por corrupción. Esa es la actitud que necesitamos en todos los poderes del Estado. Aún podemos tener esperanzas, algo bueno tiene que salir de todo esto.

Berit Knudsen
27 de octubre del 2022

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