Juan Sheput

Crisis económica, delincuencia y Plan Bukele

Nunca hubo convicción política de apoyar al ministro del Interior

Crisis económica, delincuencia y Plan Bukele
Juan Sheput
01 de septiembre del 2023


En nuestro país muchas veces la ausencia de ideas o el afán de figurar o ambas cosas a la vez llevan a parte del elenco político a hacer propuestas sin mayor sustento. Empujados por la necesidad de ser tendencia en X (el otrora Twitter) nuestras autoridades, locales o nacionales, han sido llevadas de la mano para plantear la necesidad de implementar en nuestro país un plan, el plan Bukele. No se dan cuenta de que esto no sólo no tiene sustento sino que, lo peor, no tiene posibilidades de tener éxito en el país.

La delincuencia local tiene dos orígenes o estímulos distintos a lo que sucede en El Salvador. Aquí lo que agobia es la crisis económica, madre de la mayoría de problemas sociales, pues trae desesperación, falta de oportunidades, caos, desorden social. No es una justificación. Es una realidad. El otro factor de origen es la altísima migración que, con las excepciones del caso, es un elemento de distorsión e intranquilidad preocupante. Podríamos hablar de un tercer elemento, la informalidad creciente, que anula el futuro de las personas a cambio de un presente que le permita básicamente sobrevivir, pero por el momento quedémonos con los dos primeros mencionados. Somos muy distintos a El Salvador, que dicho sea de paso es un país de 25,000 kilómetros cuadrados, con una urbanidad compacta, algo similar a la región La Libertad, nada comparable con el más de millón de kilómetros cuadrados que tiene el Perú.

Siendo las características de nuestra delincuencia muy distintas a la de El Salvador, no se puede hacer un “copiar y pegar” de un plan diseñado para otra realidad, como la salvadoreña, donde la delincuencia está acotada al ser un país pequeño, con pandillas salvajes netamente urbanas y con notorios liderazgos, con incentivos del narcotráfico mexicano y colombiano, y con protocolos y procesos que las hacen predecibles. En nuestro país son otros los problemas delincuenciales que nos agobian.

Pero hay otro elemento, político, que hace que sea distinta la lucha contra la delincuencia en el Perú. El protagonismo indiscutible de Nayib Bukele y de sus ministros no es equivalente a lo que tenemos en el país. Bukele tiene liderazgo, decisión y determinación política. Además, tiene ministros que comparten con él ese temperamento. Aquí tenemos a una presidenta, Dina Boluarte, y un premier, Alberto Otárola, que lo primero que hicieron cuando se suscitaron los problemas de enero y febrero de este año fue quitarle respaldo a la Policía Nacional del Perú y a nuestras Fuerzas Armadas. Es decir, actuaron cobardemente trasladando la culpa de los hechos mortales a los responsables del orden interno buscando librarse de su responsabilidad política. En otras palabras, hicieron todo lo contrario a lo que hizo Bukele en El Salvador: respaldar totalmente ante todo tipo de crítico y por las acciones que realizaban a sus fuerzas policiales y armadas.

Hablar de un plan Boluarte, nueve meses después de estar en el Gobierno, significa que nunca hubo convicción política de apoyar al ministro del Interior en su lucha contra la delincuencia. Aunque ese es otro tema.

Juan Sheput
01 de septiembre del 2023

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