Berit Knudsen
Cortinas de humo
Quieren una asamblea constituyente para acabar con nuestra libertad

Dos meses atrás, Dina Boluarte juró como presidente interina, comprometiéndose a propiciar un buen gobierno y resolver la crisis. Pero la subversión no da tregua; nuevos grupos insurgentes se suman a la sedición en una ola de desolación que sigue causando muerte, destrucción, bloqueos y daños colaterales que afectan principalmente a los sectores pobres. Y cada día más familias caen en situación de pobreza extrema.
El caos y la crisis que vive el Perú fueron organizados desde Palacio por el golpista Pedro Castillo y su primer ministro Aníbal Torres, cómplices de los males que sufrimos. Uno a uno fue convocado cada dirigente que hoy lidera esta ola de destrucción y siguen cumpliendo el rol que les fue encomendado. Sus ministros niegan haber tenido conocimiento de lo que sucedía, algo imposible de creer.
Igualmente, difíciles de creer son algunos hechos que rodean a la actual presidenta interina. Hagamos memoria. Dina Boluarte trabajó en la Reniec –organismo del sistema electoral–, cobrando honorarios incluso al ser investida como vicepresidenta. El presidente del Jurado Nacional de Elecciones se coludió, pasando por alto la incompatibilidad de ambos cargos públicos. Al iniciarse el desgobierno de Castillo, Dina pidió licencia ante la Reniec, negándose a renunciar; pero el 25 de abril de 2022 presentó sorpresivamente su renuncia; dos días antes que el alcalde de Lima, Jorge Muñoz fuera vacado. El alcalde había sido acusado por ejercer en forma simultánea dos cargos públicos; justamente una de las acusaciones que ella enfrentaba. ¿Coincidencia? No lo creo.
Dina Boluarte fue ministra de Estado en la cartera de Desarrollo e Inclusión Social desde inicios del Gobierno de Castillo hasta el 25 de noviembre de 2022. Sobrevivió a 78 ministros del régimen de los 497 días y a cuatro de los cinco gabinetes ministeriales. Pero doce días antes del intento de golpe de Estado decide dar un paso al costado. ¿Coincidencias?
El 5 mayo de 2022 se presentó ante el Congreso una denuncia constitucional contra la entonces vicepresidenta, solicitando su inhabilitación para ocupar cargos públicos por diez años, por haber infringido los artículos 2, 38 y 126 de la Constitución. La Contraloría General de la República avaló el pedido con un informe de fiscalización presentado el 25 de mayo. Luego de siete meses e irregulares dilaciones, la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales decide archivar la denuncia y desestima la demanda. Se archiva el 5 de diciembre, dos días antes del intento de golpe de Estado de Castillo. ¿Coincidencias?
Ya en el cargo, la actual presidenta interina afirma desconocer cualquier acto de corrupción o coordinaciones con dirigentes y grupos subversivos de Pedro Castillo. ¿Sospechoso?
Lo cierto es que los peruanos, congresistas incluidos, dieron un voto de confianza condicionado a un buen gobierno y control de la grave crisis. Pero los actos y declaraciones de la señora Boluarte son motivo de serias preocupaciones. Ella es parte de Perú Libre, parte de ese gobierno de izquierda radical, y todo parece demostrar que el estilo es otro, pero los objetivos son los mismos.
Nuestra policía enfrenta a avezados delincuentes y terroristas, protegiendo a los peruanos en una lucha desigual. La población está atemorizada y –aunque se ha declarado estado de emergencia– todo empeora. El Gobierno no toma medidas para proteger a los peruanos. Las consecuencias de la injerencia extranjera, acciones de Evo Morales, delincuencia, terrorismo, minería ilegal, narcotráfico y otros grupos radicales se siguen sumando. Nada motiva una actitud firme del Gobierno: muertes, atentados, bloqueos, desabastecimiento, regiones paralizadas, ausencia de turismo, comercio, agricultura damnificada, minas siniestradas y la interminable lista continúa.
La situación política, económica y social es sumamente grave y no vemos acciones firmes o soluciones. Todo parece ser una cortina de humo, todo parece indicar que resolver la crisis no encabeza la agenda del gobierno; mientras que la inestabilidad y la pobreza siguen creciendo. La población desesperada, sigue siendo engañada. ¿Qué es lo que verdaderamente pretenden? ¿Nuevas elecciones? ¿Asamblea constituyente? Debemos defender nuestra libertad, que es lo que pretenden suprimir con ese proyecto inconstitucional.
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