Juan Sheput

Conversando con Víctor Andrés

¿Deben el Ejecutivo y el Congreso permanecer hasta el 2026?

Conversando con Víctor Andrés
Juan Sheput
30 de junio del 2023


La vida me ha permitido tener dos grandes amigos que se llaman Víctor Andrés, ambos amenos, cultos e inteligentes. En esta oportunidad hablaré de uno de ellos, Victor Andrés Ponce, pues considero que nuestras charlas antagónicas puedan trascender, en lo que a mi respecta, a compartirlas con la población.

En tanto Víctor Andrés considera, y con él un grupo importante de personas, que el Gobierno de Dina Boluarte y el Congreso deben permanecer hasta el 2026, yo considero que no debe ser así. Los argumentos de limpieza institucional que varios están esgrimiendo como justificación para esta continuidad no pueden estar por encima del problema moral. Considero que en estos momentos pasamos por una profunda debacle moral, en la cual la jefa de Estado, Dina Boluarte, es la principal responsable. Desde el momento que permanece silente ante hechos deplorables que protagoniza el parlamento o la corrupción de sus propios ministros no merece seguir al frente del Gobierno. Lo visto en las dos últimas semanas ya es deplorable e injustificable.

Por ejemplo, ante la complicidad demostrada en el parlamento que devino en impunidad para el caso de los “mochasueldos”, la presidenta ha permanecido callada. Ese silencio se contagió a otros estamentos del Estado, entre ellos la Defensoría del Pueblo y la Contraloría. Si tuviéramos un jefe de Estado con autoridad moral, su reclamo de sanción para aquellos que delinquen reteniendo el sueldo a sus trabajadores habría encontrado eco en las dos entidades mencionadas pues las habría obligado a pronunciarse. Al callarse contagia y otorga impunidad a los responsables. Lo mismo sucede con el silencio ante los casos de corrupción de sus ministros. Ellos pueden incumplir obras, obligar a pagos indebidos o contratar a personas investigadas por corrupción y no pasa nada. Puede tener a un premier con vínculos a empresarios cuestionados, para el Congreso no es importante, para ella tampoco.

La cereza en el pastel es la forma como el Gobierno se desenvuelve ante las leyes que por insistencia promulga el Congreso. Hace la finta de la denuncia constitucional –es decir, reacciona tardíamente– cuando lo que corresponde es debatir y defender el punto de vista del Gobierno para evitar que el Congreso concrete o consume su capricho. Anunciar una denuncia constitucional después de que los hechos están consumados es pura finta, espectáculo para las tribunas.

Un país con estas características no resiste tres años más. Repito, la justificación de la limpieza institucional que a algunos tanto les gusta y que para mí está por verse, no está por encima del tema moral. El deterioro moral del país es visible y se manifiesta de diversas maneras. La única forma de detenerlo es con el adelanto de elecciones, antes de que sea demasiado tarde.

Juan Sheput
30 de junio del 2023

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