Colonia ¿de nuevo?

Mientras esperamos que se cuente hasta el último voto para disipar cualquier duda acerca de estas elecciones, como ciudadanos deberíamos tomar nota de los índices de pobreza, desnutrición infantil, falta de carreteras y crecimiento económico, entre otras cifras de este año, y compararlas con las del 2026, para saber cuál es el Perú que recibió el nuevo gobierno y en qué estado dejó nuestra patria. Ese será el examen más grande que deba rendir quien resulte ganador o ganadora en estas elecciones. Y en nuestro caso, como electores, espero que sea también la mejor manera de aprender nuestra lección al momento de votar. 

Hasta el momento, guste o no, los avances más significativos que tiene nuestro país en lo que va del siglo XXI se deben al político peruano más perseguido: Alan García. Pueden odiarlo o quererlo, pero lo cierto es que el avance a nivel infraestructura (hospitales y vías de transporte en Lima y regiones, por ejemplo), hoy parece una vieja añoranza. A la fecha ningún alumno del socialismo del siglo XXI ha logrado presentar una mejor nota que un alumno aprista. 

Como algunos de ustedes, me pregunto ¿qué pasará con nuestro país?, ¿qué sucederá con nuestras familias? Suponiendo que gane el candidato de Perú Libre, ¿traicionará a Cerrón o respetará su compromiso? ¿Cuál de todas las izquierdas gobernará: la que se considera radical o la que está a cargo de la gestión pública, y que ocupa los más altos puestos a nivel de Estado desde hace diez años? ¿Qué sucederá si los primeros se sienten desplazados por los últimos? ¿Veremos a un nuevo Evo Morales, un Rafael Correa, un José Mujica, un Lula, un Nicolás Maduro; o se impondrá un estilo nuevo o nos espera un sabor surtido?

Del otro lado, suponiendo que la candidata de Fuerza Popular logre superar a su contendor político, lo más probable es que Lima se convierta en un escenario de protestas similar al acontecido durante la semana previa a la renuncia de Manuel Merino a la presidencia, sin contar con lo que podría ocurrir en otras regiones de nuestro país. Con la otra mitad del Perú en su contra, ¿cómo podrá gobernar? Esperemos que se respete la ley, y no la violencia.

Mientras tanto, el fiel de la balanza de la política peruana, el Apra, que supo entenderse con la izquierda y la derecha nacional, estará ausente en el próximo Legislativo. ¿Será acaso que ante la ausencia de esta fuerza política, hoy nuestro país se mece de un extremo a otro? 

Las denuncias sobre un supuesto “fraude en mesa” en estas últimas elecciones parecen denotar una falta de experiencia en el fujimorismo, a pesar de tener una vida política que data de 1990. No se ha sabido resguardar los votos de millones de peruanos que se pusieron en pie para defender la democracia, a pesar de nuestra ya larga tradición política y electoral. Si Fuerza Popular no logra superar la diferencia de votos, habrá perdido una guerra avisada, y con ellos, también la perderán muchas familias peruanas. 

Siempre soñaré con que el destino de mi patria es ocupar un lugar preponderante en Latinoamérica y el mundo, como herederos de una cultura milenaria y lugar donde se concretó la independencia de todo un continente. Un país donde prevalezca la democracia y el respeto a las libertades. Y que, después de 200 años de su independencia, no debe terminar como colonia de un nuevo imperio.