Darío Enríquez

Ciencia, tecnología, progreso y Occidente

¿Por qué surgen y se difunden para el mundo desde el judeo-cristianismo

Ciencia, tecnología, progreso y Occidente
Darío Enríquez
31 de agosto del 2022


Hace unos días se abrió un interesante intercambio de ideas en las redes sociales (algo cada vez más difícil) alrededor de una cuestión poco tratada e invisibilizada por los “intelectuales”, que prefieren no cotejar sus ideas (preconcebidas) con hechos verificados y verificables. Ellos prefieren frecuentar círculos autocomplacientes en los que todos “piensan igual”. Es la dictadura del “pensamiento único”, que en estos tiempos posmodernos ha permeado en las mentes más lúcidas, reduciendo a escombros a los más atrevidos contestatarios de ayer.

Se trata de por qué la ciencia, la tecnología y el progreso de los últimos 300 años en nuestro planeta surge, prospera y se difunde al mundo desde el Occidente judeo-cristiano. Es un proceso histórico de evolución cultural que nos ha permitido alcanzar cotas inéditas de bienestar material, jamás antes logradas en siete milenios de civilización. ¿Coincidencia? ¿Azar?

Algunos lo atribuyen al secularismo, que otros llaman laicismo. Lo cierto es que la evolución cultural siguió el camino que siguió, y eso no lo cambia ningún relato. El secularismo de hoy es antirreligioso y teofóbico. Nuestra civilización tiene raíces innegables e invariables en el judeo-cristianismo, nos guste o no. Fue ese proceso basado en los valores del judeo-cristianismo que hizo de Occidente el líder del gran salto de nuestra humanidad en los últimos 300 años.

Hoy vivimos una decadencia evidente, en buena parte porque se niega esas raíces y se rechaza –por fobias y prejuicios– que la síntesis virtuosa de la modernidad y la revolución científico tecnológica incorpora todo lo que hemos venido acumulando en 7,000 años y más de civilización. Se pretende "corregir" un proceso largo, complejo y sobre todo espontáneo. El constructivismo nos lleva a esa decadencia que sufrimos y, paradójicamente, el posmodernismo desecha esa mezcla de fe, emociones y razón del hombre moderno, involucionando a la emoción rústica y la autopercepción, aniquilando fe y razón. 

Hay quienes aseguran que el progreso de hoy se dio pese a las religiones que siempre estuvieron “en contra”. Eso es demasiado simplón. La evolución cultural es compleja y multidimensional. Por eso parece haber contradicciones. El desarrollo de lo racional tiene mucho que ver con el gran legado que la Iglesia medieval da al mundo ¿De dónde se rescata la sabiduría grecolatina que desencadena el Renacimiento? ¿Magia? Los diversos tipos de sociedad se suceden unos a otros por fuerzas sobre todo espontáneas, y no porque algún grupo lo controle todo. Observación simple, las universidades de Occidente surgen de la Iglesia primero y luego del protestantismo. El protagonismo de científicos profundamente religiosos es notable (Newton, Copérnico, Pasteur, etc), y quiebra por completo la supuesta disociación entre razón y fe ¿El grande de Aquino no tiene que ver acaso con el desarrollo de la filosofía occidental hasta hoy? Revisen sus premisas.

Se niega el rol fundamental del cristianismo en la emergencia, difusión y consolidación de las universidades en la Europa de la gran revolución científico-tecnológica. Se dice que estas surgieron mucho antes en el mundo musulmán. De acuerdo, eso es un hecho histórico. Pero tengo otra pregunta: ¿Por qué estas universidades musulmanas no lideraron esa revolución científico tecnológica si tuvieron más de 200 años de “adelanto”? 

No tardarán en surgir algunos comentarios que me acusen de defender al cristianismo. No defiendo al cristianismo, solo presento hechos y hago preguntas. La verdad está por encima de considerar si se "beneficia" o "defiende" a alguien. Es una falacia bastante usada, pero poco elegante, esa de señalar que se "defiende a" o "beneficia a", para desviar la atención frente a la falta de argumentos y cuando un debate se va de las manos. 

La modernidad, el capitalismo y el progreso emergen, se consolidan, lideran y difunden el proceso a escala planetaria desde los países cristianos. "In God We Trust" no es solo una frase, sino que resume la larga tradición judeo-cristiana que sustenta tal proceso. No abandonó la fe, sino que la colocó en el centro intangible de su proyecto. Lo más exitoso de los últimos 300 años. Éxito no quiere decir perfección, todo proceso complejo de evolución cultural tiene tensiones, retrocesos y contradicciones. Pero finalmente alcanza objetivos elevados. Thomas Woods defiende brillantemente esta tesis.

"In God We Trust" parió a EE UU., mientras que aquellos proyectos que abonaron a un dios terreno parieron a Napoleón, Hitler y Mussolini. EE.UU fue secular, pero no teófoba ni antirreligiosa. De hecho, la religiosidad de los pioneros y la ética protestante fueron fundamentales. Hoy en EE.UU. se despliegan fuerzas antirreligiosas, justamente por la teofobia disfrazada de laicismo. Muchos libertarios teófobos prefieren la decadencia posmoderna, negando las raíces y fundamentos del mundo libre. 

¿Se nos señala negativamente por tener fe? Tengamos en cuenta que la naturaleza humana no solo es racional, sino también emotiva; y sobre todo se basa en esa síntesis que llamamos intuición. Es el fundamento de nuestra evolución. La razón se decanta progresivamente en la historia. Dicho sea de paso, este atributo humano no tiene una explicación material, como nos lo recuerda magistralmente el Dr. Manuel Carreira y su alegato de las cuatro fuerzas físicas.

Tampoco deben sorprendernos las (aparentes) contradicciones. El escenario humano está lleno de ellas ¿Por qué las creencias religiosas serían la excepción? Otra acusación. En tiempos pasados, la Iglesia habría elitizado el conocimiento y con ello, retrasado el progreso. Quienes perpetran tal impropiedad olvidan que el mundo antiguo era fuertemente elitista y vertical. Eso fue parte de nuestra historia y del proceso de evolución cultural.

Lo paradójico es que hoy, con la "deselitización" del conocimiento, se descubre que a la inmensa mayoría le interesa un pepino acceder a más y mejor conocimiento. Este sigue siendo apreciado por una otra élite capaz y abierta a él, con cada vez mayores espacios de libertad que florecieron, florecen y siguen floreciendo –pese a los esfuerzos y los disfuerzos posmodernos– sobre la base de valores judeo-cristianos.

Esa parece ser la clave para responder la cuestión: la libertad como valor fundamental. Pero no de cualquier manera. En medio de idas y venidas, tensiones, retrocesos y contradicciones, porque la historia es así. “La verdad los hará libres”, sentencia del sabio carpintero, seguirá guiando las acciones humanas.

Darío Enríquez
31 de agosto del 2022

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