¡Castillo es el problema!

El único responsable de la crisis constante es el presidente de la República. La grave situación institucional con respecto a las presiones a militares para ascensos indebidos, en la que el mandatario es el personaje principal, es probablemente la gota que ha colmado el vaso.

Es evidente que si bien la posibilidad de una vacancia se acerca más, también vale decir que es difícil que ello suceda. Castillo hoy está muy débil y las bancadas –AP y APP– en el Congreso ya tomaron nota. Prefieren pactar con el débil que dejarlo morir. 

Si Castillo es el problema, ¿cuál entonces es la solución? A nuestro entender, y analizando los posibles escenarios, la única jugada que le queda al mandatario es ir a buscar un consenso mayoritario en el Congreso, y sobre todo romper de una vez por todas con el corsé de la asamblea constituyente y el proyecto bolivariano que aún lleva.

Es evidente que de suceder ello, se empezará a decir que el viaje a la humalización del Gobierno ha empezado y aparentemente sería sin retorno. En ese sentido, es obvio también que perderá la base social de la izquierda más radical, no obstante que los caviares tomarán más poder en el Estado. En resumen, son dos caminos, vacancia o humalización. 

La oposición asimismo tiene un rol. Si en el Congreso no hay mayoría para la vacancia, ¿cuál será el rol de un parlamento muy fragmentado  donde las pequeñas bancadas empiezan a ser también las protagonistas? El Congreso deberá rechazar el pedido de darle facultades al Ejecutivo para legislar en materia tributaria y económica. Ello definitivamente originará otra crisis política tan grande donde es altamente posible un choque entre poderes y se volverá a hablar de una vacancia o la pronta disolución del Congreso. Probablemente allí, aparezca una mayoría en el Congreso afín a la vacancia.  

La imagen de este gobierno le pesará a la izquierda entera. Un gobierno que ha dedicado 100 días a desorganizar el país y tratar de volarse los cimientos de un modelo que, quieran o no ha permitido retroceder la pobreza como jamás en la historia. Todo ello pasará factura electoral. 

Castillo no sabe adónde mover las piezas de un ajedrez donde está arrinconado. Si los congresistas dejarán los apetitos cortoplacistas ya estaríamos pensando en una vacancia y una sucesión republicana. Pero todo depende de ellos.

En los buenos manuales de la guerra se dice siempre que en una batalla se debe ganar el centro. Quizá el Presidente ya entendió que debe girar al centro, o morirá en su radicalismo absurdo.