Iván Arenas

Castillo: el anti establishment permanente

La fuerza de la imagen de Pedro Castillo con sombrero ya no alcanza

Castillo: el anti establishment permanente
Iván Arenas
22 de febrero del 2022


La nueva guerra declarada por el presidente Castillo a la prensa es parte del guión para continuar construyendo y azuzando la opción anti establishment. Me explico. Todo indica que en Palacio los asesores de Pedro Castillo han terminado de entender que su gestión necesita de manera urgente construir un enemigo, el nuevo
establishment. En ese razonamiento, el objetivo de construir un enemigo –la prensa– es de suma urgencia porque le permitiría al Gobierno en pleno cubrir sus yerros y victimizarse. 

No obstante, estimado lector, antes de continuar vale recordar un detalle que abona la estrategia del Gobierno de Castillo, empeñado ahora en construir un enemigo. Por si se ha olvidado, estamos en la antesala de un próximo choque de trenes, que será el debate sobre la votación de confianza en el Congreso, cuando todo el gabinete Torres se presente para exponer la política general del Gobierno. De alguna manera este nuevo marco de batalla entre Ejecutivo y Legislativo también es una de las razones de que los asesores palaciegos hayan tomado el camino de la polarización con la prensa.

Asimismo, todo indica también que en Palacio se ha llegado a la conclusión de que la oposición –partida en mil pedazos, sin liderazgo ni proyecto visible y sin organización en el mundo popular– no tiene ahora, exactamente a días de la presentación del Gabinete Torres, la fuerza que sí tiene el periodismo.

En la lógica palaciega los cálculos no pueden salir tan mal. Si Castillo logra convertir a la prensa en el enemigo, el Presidente se alzaría frente a una gran parte de la ciudadanía como el profesor rural perseguido por el establishment limeño. Una narrativa potente. Con esa envoltura, en la antesala de la lucha política en el Congreso la propaganda oficialista nos presentará a un Castillo atosigado y amarrado por el obstruccionismo del Congreso opositor r y, sobre todo, de la derecha y los empresarios que lo acusarán de todos los males.

Hasta ayer los yerros y deficiencias del presidente Castillo eran tapados con el sombrero que hoy ya no usa. Castillo desarrolló una batalla simbólica con el sombrero en la cabeza, pero hoy la fuerza de aquella imagen ya no alcanza. La población quiere menos política y más administración. Ahora opta por el enfrentamiento contra los medios para continuar con la aventura de convertirse en el anti establishment.

Iván Arenas
22 de febrero del 2022

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