J. Eduardo Ponce Vivanco

Arequipa: víctima de la pandemia

Gobierno nacional y gobernador regional son corresponsables

Arequipa: víctima de la pandemia
J. Eduardo Ponce Vivanco
30 de julio del 2020


A pesar de ser tan reacio a la autocrítica, el Presidente Vizcarra podría haber brindado la disculpa que Arequipa merece por la censurable actitud de su Gobierno cuando sufría el peor embate del Covid-19. Parecería haber olvidado que fue en esas angustiosas circunstancias que el ex Premier Zeballos obstruyó durante dos meses la autorización para utilizar una importante donación de oxígeno de la minera Southern Perú a la ciudad. La reacción del Primer Ministro frente al escándalo fue aducir pretextos burocráticos que agravan su responsabilidad (demoró la decisión al trasladarla a un órgano subalterno de su propio Despacho). El Presidente pasó por alto esa transgresión y tuvo el ofensivo desatino de anunciar que designaría a Zeballos como su cercano asesor.

Es pertinente recordar que una de las primeras presentaciones de la doctora Mazzetti como Directora del Comando Covid 19 fue en una publicitada reunión con las autoridades de Arequipa, presididas por el patético Gobernador Cáceres Lliclla. A pesar de que su gestión no había ejecutado más del 37% del presupuesto asignado a la Región, le encomendaron la administración de ingentes recursos adicionales para luchar contra la pandemia. En los cuatro meses que transcurrieron desde entonces Arequipa se convirtió en epicentro de contagios y muertes (43,206 casos confirmados y 853 fallecidos, según las cifras del propio Gobierno Regional). ¿Por qué se encargó tamaña responsabilidad a una autoridad famosa por su incompetencia?

Me atrevo a relacionar esa decisión gubernamental con la subterránea complicidad entre el Presidente de la República y el Gobernador de Arequipa para liquidar el proyecto minero Tía María, cuando Southern Perú ya contaba con la aprobación para ejecutarlo (Vizcarra fue grabado cuando propuso al Gobernador presentar un recurso administrativo para anular la licencia ya concedida, a fin de suspenderla sine die). La ojeriza presidencial contra Tía María sigue en pie, pues a pesar de lo que significaría para la reactivación económica del país el proyecto fue omitido entre los mencionados en el Mensaje a la Nación. ¿Por qué?

Los departamentos de Moquegua y Tacna (Zeballos nació en Tacna) son asiento de las principales operaciones mineras de Southern Perú (Cuajone, Toquepala, Fundición y Refinería de Ilo), empresa que desde el inicio de sus operaciones en el país (década de 1950) ha sido objeto de hostilización y reclamaciones en ambas regiones. Sería lamentable que esos antiguos resentimientos hayan influido en la suerte de Tía María y afecten los futuros proyectos de la empresa.

Camuflada por un ambientalismo primitivo, la indisimulada antipatía gubernamental hacia el sector minero parece haber sido vencida por la urgencia de la reactivación económica. Es lo que se dijo en el Mensaje presidencial y lo que el Premier Cateriano deberá precisar en las acciones que anunciará en el Congreso la próxima semana.

La fuerza de la realidad y el impacto social y económico de la pandemia reclaman imperativamente la priorización de la actividad minera que, por su potencial exportador y laboral, debería ser el principal motor de la reactivación, que constituye el primer objetivo nacional de la hora presente. Esperemos pues que la empresa privada cuente con el más franco apoyo del Gobierno nacional.

J. Eduardo Ponce Vivanco
30 de julio del 2020

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