Aquí no pasa nada

Como era previsible, en el Congreso de la República no prosperó la vacancia presidencial contra Martín Vizcarra. La sorpresa fue la asistencia de Vizcarra en el hemiciclo legislativo, haciendo honor a su declaración de “no me corro”, dejando después a su abogado defensor, Roberto Pereira, ajeno al proceso de vacancia entendido como un proceso político más que jurídico. 

Horas antes del día esperado, en un hecho insólito para el Estado de derecho, la presidenta del Tribunal Constitucional (TC), Marianella Ledesma, señaló que la medida cautelar presentada para detener el proceso de vacancia había sido rechazada “debido a que el riesgo a una vacancia se ha debilitado”. En buen cristiano, en el TC –órgano intérprete de la Constitución– la política se impuso por encima del derecho. Habría que precisar, entonces, que si la política se impone en el TC, con mayor razón en el Congreso, por ser un foro eminentemente político. 

Debido a una campaña mediática, la naturaleza de los audios fue minimizada y olvidada. Así, el proceso de vacancia fue presentado por los oficialistas como parte de un complot golpista orquestado por “intereses oscuros”. Durante la semana, las presentaciones públicas del dichoso Richard Swing (protagonista de uno de los audios) no hicieron otra cosa que relativizar sus primeras versiones grabadas y presentadas en el parlamento. Se atacó al mensajero y el emisario de los audios terminó acusado, embarrado y vituperado por la misma mayoría ciudadana de siempre. Acción Popular (AP) quedó maltrecho debido a la impericia de sus representantes: populistas en competencia con el marxismo, en lugar de “el Perú como doctrina” –al margen de los cubileteos políticos–, como señalaba Fernando Belaunde, fundador del partido. En este contexto vale preguntarse si la administración Vizcarra es garantía de elecciones limpias el 2021. Para la oposición, el proceso electoral del próximo año está direccionado.

Las probabilidades de la oposición variopinta se reducen. Además, sin ser adivino, nuevos audios y videos serán difundidos como verdades absolutas, con el fin de desprestigiar a las candidaturas opositoras. Exactamente lo contrario a los audios que comprometen a Vizcarra hoy.

El fracaso de la vacancia fortalece a Vizcarra, que recuperará su popularidad. La guerra contra el Congreso le funciona a la perfección, y las encuestas oportunistas, publicadas días atrás, contenían algo de verdad. Triunfó el argumento “dejen a Vizcarra terminar su gobierno” aceptado por tirios y troyanos enfrascados en el pleito. Los principistas recios fracasaron. Los perdonavidas de ocasión diluyeron la esencia de los audios. Finalmente, aquí no pasa nada. En el país el entendimiento frágil y volátil seguirá primando, por largo tiempo, sobre las leyes y los principios éticos.