Giancarlo Peralta
Alianza para el desarrollo
Las importante sinergias entre la minería y la agricultura

El ministro de Economía y Finanzas, José Salardi, le está poniendo un ritmo más acelerado al aparato del Estado. Ya lo había señalado anteriormente, el país es responsabilidad de todos, sectores públicos y privados, el éxito depende del compromiso de cada una de las partes. Y él, que proviene de las filas de Proinversión, está reiterando su confianza en el sector privado.
En concordancia, el ministro de Agricultura y Riego, Ángel Manero, anunció US$ 24,061 millones de inversión en el desarrollo de 22 proyectos de irrigación que tienen por finalidad incrementar el área cultivable en más de un millón de hectáreas –destinadas principalmente a las agroexportaciones– y la mejora de la irrigación de 278,871 hectáreas. Con la expansión de la frontera agrícola, este sector espera generar exportaciones por valor de US$ 31,928 millones, más de dos veces el valor exportado en 2024 cuando alcanzó US$ 12,390 millones. Además, estimados del sector agroexportador señalan que habrá más de dos millones de nuevos empleos entre directos e indirectos, lo que impactará favorablemente en la demanda interna, la construcción de nuevas viviendas y la modernización de las áreas urbanas.
Este objetivo se hará realidad gracias a la complementariedad de los sectores más importantes de la economía nacional, como el minero y la agricultura. Como es de conocimiento público, el principal sector que participa en el mecanismo de obras por impuestos es la minería, quien ya ha manifestado su disposición para financiar la construcción de diversas obras de infraestructura hidráulica como la presa Tambo que mejorará el abastecimiento del recurso hídrico para más de 12,000 hectáreas de cultivo en el valle de Tambo.
Trascendidos del ministerio de Agricultura señalan que la minera Southern Perú habría expresado su conformidad para financiar dicha presa mediante Obras por Impuestos (OxI), cuyo valor estimado asciende a US$ 240 millones. Otra vez, la alianza entre el agro y la minería se hace presente, tal como ha sucedido con la represa de Cularjahuira y próximamente la de Callazas, ambas en la región Tacna.
De esta manera, Arequipa se consolidará como una de las regiones que ha sabido aprovechar las sinergias generadas entre ambos sectores, la minera Cerro Verde financió y cofinanció diversas obras de infraestructura agrícola que incluyen represas y canales. La aurífera Yanacocha está embarcada en un proyecto de agua para la ciudad de Cajamarca y así sucesivamente podríamos seguir enumerando. Todas estas obras han sido posibles gracias al desarrollo y consolidación de la actividad minera formal que contribuye con la población del entorno de sus operaciones y, también de sus proyectos.
No podemos decir lo mismo de la minería ilegal que contamina, incentiva la criminalidad, elude el pago de impuestos y posterga el desarrollo de los pueblos. Mientras que, la minería formal es supervisada de manera estricta por el estado, cumple con el pago de sus impuestos, reconoce y otorga beneficios superiores a los establecidos por la legislación laboral y se compromete con el desarrollo del Perú.
De esta manera, la agricultura y la minería formal se constituyen en la alianza natural para alcanzar un estadio de desarrollo superior.
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