Arturo Valverde
Alan tenía razón
El caso del Gasoducto Sur Peruano

En el año 2014, el expresidente peruano Alan García Pérez denunció la lentitud con la que se venía tratando el Gasoducto Sur Peruano, y además el aumento en el costo de la obra que, en su momento, los peruanos tuvieron que asumir en sus recibos de luz. "Horror. El 2011 ya estaba firmado el gasoducto sin ‘garantía de red’ y sin que los peruanos lo pagaran en su factura de luz, como ahora" (30/06/2014) y "Gasoducto: tres años perdidos, más caro, y lo pagan todos los peruanos. Además, con postor único. ¡Qué tal contrato!" (01-07-2014), escribió García en dos ocasiones.
Han transcurrido cinco años desde que Alan García alertara sobre las irregularidades en esta obra, y todo indica que los peruanos tendrán que aguardar otros cuatro años —después de su adjudicación programada para el año 2021— para beneficiarse de ella. ¿Cuánto está costando cuidar los tubos de Odebrecht? Averiguen. Mientras tanto, Evo Morales ya pretende sacarle provecho a la ineptitud peruana.
Las revelaciones periodísticas que llegan desde Ecuador —y no de los autoproclamados grandes investigadores peruanos, que solo son el medio de comunicación de los “justicieros”— sobre el presunto pago de coimas alrededor de esta obra (en la gestión de Ollanta Humala), vuelven la mirada a las alarmas que años atrás encendió el expresidente Alan García. ¿Por qué no se investigó de arranque a Odebrecht sobre el Gasoducto Sur Peruano? ¿Cuántas obras más están vinculadas al pago de coimas? ¿Qué pasó con los justicieros? ¿No la vieron? Eso no se los cree nadie. Seguro seguramente ya viene la encuestita de respaldo.
La impresión que se tiene es que Odebrecht eligió las obras sobre las cuáles aceptaba haber pagado coimas. Es decir, Odebrecht impone sus condiciones, paga su multa y vuelve a contratar con el Estado peruano, firmando previamente un acuerdo que ya huele mal.
El presidente de Colombia, Iván Duque, ha sido más rotundo que cualquier otro sobre el particular: “Si queremos ser efectivos con la corrupción, tenemos que matar la hipocresía. No puede ser que aparezcan empresas que terminan corrompiendo a funcionarios y después de que han podrido la política y la administración, pretenden llegar de vuelta, pagan una multa y siguen contratando con el Estado”. En cambio, en el Perú tenemos a unos que salen a decir que las empresas corruptas, como Odebrecht, después de delinquir, robarle al país, confesar su delito y pagar su multa, se pueden “rehabilitar” y reformar. Vuelven a ser buenas.
Ahora, con la información proveniente de periodistas de Ecuador, se allanan inmuebles que estarían vinculados a Nadine Heredia y esta investigación. Sin embargo, parece que a los “justicieros” les tiembla la mano para aplicar a Odebrecht la cláusula anticorrupción estipulada en el contrato del Gasoducto Sur Peruano.
Toda esa campaña de odio contra Alan García, con filtraciones selectivas, solo ha servido para darle más tiempo a quienes estaban hasta el cuello con Odebrecht y para quienes sí había delaciones directas: Susana Villarán, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Nadine Heredia. Algunos son tan hipócritas que acusaban a García Pérez hasta por el Cristo del Pacífico, mientras cobraban sueldo de la municipalidad de Villarán en la campaña del “no” a la revocatoria.
En los próximos días se cumplirán tres meses del fallecimiento de Alan García, y resulta que nunca hubo delación, nunca hubo cuenta. El famoso Atala, que libró de la cárcel a su hijo afirmando ser el testaferro de García, no puede sustentar sus afirmaciones. ¿No debería estar preso por mentir a la justicia?
Alan tenía razón cuando escribió, en su última carta, que en nuestro país “se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades”. Ahora, más que nunca, la frase que el expresidente Alan García repitió hasta el cansancio, toma mayor vigencia: “Otros se venden, yo no”. Si no, demuéstrenlo pues…
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