Urgente: ¡Un nuevo rostro republicano!

La muerte de Alan García ha terminado con el circo de detenciones de políticos, sin acusación fiscal ni juicio oral. Hoy los fiscales, independientes de IDL-Reporteros, proceden a acusar a Ollanta Humala y Nadine Heredia, y a procesar a Susana Villarán. Rafael Vela y Domingo Pérez deben allanarse, a regañadientes, a estos procedimientos en contra de los amigos de Gustavo Gorriti. Es la única manera de sobrevivir. Y si bien Martín Vizcarra no sube un solo punto con cada nueva detención (por el contrario, parece entrar en barrena de popularidad) también ha quedado claro que la defensa de la República, la institucionalidad y la economía de mercado no pasa por el Congreso.

La estrategia de la coalición vizcarrista —medios de comunicación tradicionales, ONG marxistas, estudios de abogados y otros—, que pretende controlar instituciones republicanas mediante la demolición de opositores y el plebiscito permanente, pasa por confrontar las 24 horas del día al Congreso. Es la única manera de evitar que el Legislativo derogue las leyes que criminalizan la política (lavado de activos y criterios de organización criminal), tal como sucedía en los sistemas soviéticos. También es la única manera de evitar que el Congreso legisle sobre la publicidad estatal y todos los mecanismos de gasto público que sirven para crear “nuevos concesionarios del guano” y para establecer una política de clientelas con las ONG marxistas y estudios de abogados, tal como lo hemos contemplado en las últimas semanas.

La guerra popular prolongada contra el Congreso también sirve para adormecer los reflejos y evitar que se legisle para desmontar las normas que posibilitaron que el nadinismo bastardeará las elecciones del 2016. Por ejemplo, el voto electrónico. La manera de sostener esta guerra pasa por los periodicazos de los medios tradicionales —en los que ya no se avizora restos de periodismo— que demonizan y promueven la judicialización de casi todos los políticos del Congreso por quítame esta paja.

La urgencia de un nuevo rostro republicano también nace de la dependencia casi absoluta de los congresistas de los medios tradicionales. Los parlamentarios parecen condenados a bailar con las extrañas músicas que tocan los medios tradicionales, no obstante que estos se derrumban en lectores, televidentes y radioescuchas. Pero sobre todo, pese a que han perdido el único capital de los periodistas: la credibilidad.

Asimismo, la República necesita enfrentar el intento del vizcarrismo de instaurar una ideología oficial en la escuela pública, con el cuento de la defensa de los géneros. En realidad, es la estrategia de las ONG marxistas que postulan una escuela pública con ideologías oficiales. Hoy es el género, mañana serán los derechos humanos, el medio ambiente, la historia y el derecho de los consumidores. Así se formará la homogénea colmena del mañana, de “los hombres tolerantes” y libres del “pasado”.

Por todas estas consideraciones los intelectuales, los empresarios y los políticos jóvenes y viejos fuera del Legislativo están en la perentoria obligación de organizar un rostro republicano —al margen de sus adhesiones ideológicas y partidarias— para defender a la Constitución, la República y la economía de mercado, del asalto plebiscitario del Gobierno de Vizcarra y la amplia coalición que gobernó con Toledo, Humala, PPK y Villarán. Si no emerge ese rostro republicano, las elecciones del 2021 será una fiesta de la judicialización de la política y el sicosocial del periodicazo permanente.

¿Alarmistas? No, amigo lector, no hay alarmismo. En cualquier caso, es hora de dudar, de hacerse preguntas. Los políticos son encarcelados sin acusación fiscal ni juicio oral mientras parece establecerse un software de un grupo de periodistas medianos que se cree con derecho a accionar políticamente desde las frecuencias estatales. Hoy la política debe ser ciudadana, de lo contrario las detenciones sin proceso reemplazarán a los partidos y al sufragio de todos los peruanos.