LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Un nuevo bloque en el Congreso
¿Centro político o más de lo mismo?
El bloque político que acaban de formar Acción Popular, Alianza para el Progreso, Somos Perú y Podemos, a primer golpe de vista, tiene el humor y el color del centro político. La idea de mantener alejado al Partido Morado –considerado el partido oficial del Ejecutivo– y a Fuerza Popular, indicaría que se ha buscado las equidistancias. En cualquier caso, se nota cierta astucia en la conformación de esta convergencia. Podría ser una manera de enfrentar la lógica anti Congreso que algunos sectores de la sociedad están empeñados en desarrollar.
Claro que cualquier intento de formar centros en una polarización en curso siempre desatará todo tipo de reparos. De un lado de la polarización se podría sostener que se trata del centro que requiere el oficialismo; y del otro, que ahora sí el Ejecutivo enfrentará a un Legislativo que se plantará firme y seguro. Así sucede cuando surge algo nuevo, equidistante de ambos lados del proceso de guerra política en curso.
Sin embargo, el destino de este bloque de congresistas, de una u otra manera, estará asociado al desarrollo de la situación política. Si el Ejecutivo sigue deteriorándose por factores externos e internos, entonces el nuevo bloque político tenderá a acentuar el perfil opositor, porque será la única manera de mantener las expectativas intactas hacia el 2021. De lo contrario, la oposición radical –que se conformará con el antaurismo, el frepapismo y el frenteamplismo– terminará desbordándolo y restándole espacio.
El nuevo bloque político, pues, tenderá a buscar la colaboración con el Ejecutivo. Pero todo indica que no se dejará arrinconar –tal como sucedió con el anterior Legislativo– ni renunciará a sus funciones, que permitirán restaurar el equilibrio de poderes. Si bien en la declaración del nuevo bloque congresal se habla de impulsar las reformas política y judicial, ha trascendido que uno de sus objetivos principales sería nombrar a los nuevos integrantes del Tribunal Constitucional. Un objetivo realmente difícil, considerando el número de votos requeridos. Se necesitaría una verdadera ingeniería política.
Pero lo que sí parece seguro es que el Ejecutivo tendrá poco margen de maniobra para desarrollar el libreto anterior: arrinconar y golpear al Legislativo para subir en popularidad sin abordar los problemas de gobernabilidad. Algo así parece difícil. Lo acabamos de ver en el retroceso del Ejecutivo en el tema del resguardo policial a los parlamentarios.
En cualquier caso, con respecto al nuevo Congreso todo está por verse. La fragmentación y la crisis de los grupos no ha sido óbice para formar un bloque que encabezará Acción Popular, ni para detener un gambito del Ejecutivo sobre los resguardos de los congresistas.
El solo hecho de que el Legislativo inicie sus funciones traslada los ejes del poder y de la propia política a otros protagonistas. Y si los nuevos congresistas, sobre todo los de Acción Popular –que tienen mucha historia y trayectoria que preservar– actúan de acuerdo a los mandatos de la Carta Política, el Perú podría recuperar algo de gobernabilidad, restablecer el equilibrio de poderes y evitar que el deterioro institucional se profundice de aquí hacia el 2021. Veremos.
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