LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Sin vencedores ni vencidos?
Es hora de acabar con la guerra política
El año 2019 debería ser calificado como el año del triunfo total de la antipolítica y quizá el peor de las últimas dos décadas de la democracia. Finalmente la extrema judicialización de la política se devoró todo, y el espacio público se convirtió en un desierto de actores. Después del cierre inconstitucional del Congreso no solo no existe una oposición política sino tampoco un oficialismo con predicamento. Hoy el Ejecutivo y la administración Vizcarra parecen más débiles y frágiles que nunca, acumulando denuncias e indolencias frente a los asuntos de la gobernabilidad.
En el año de la antipolítica no solo se cometieron excesos con las prisiones preventivas y la extrema judicialización de la política, sino que también se paralizó la economía y se contrajeron la inversión privada y el proceso de reducción de pobreza. Crecer poco más de 2% del PBI este año podría, incluso, transformarse en una noticia aceptable frente a la posibilidad de una recesión en el 2020.
Pero lo más grave del triunfo de la antipolítica es que no parece que habrá ganadores ni vencidos, más allá de las judicializaciones de los rivales políticos. ¿Por qué? Todo indica que Acción Popular y Fuerza Popular serán las fuerzas dominantes del próximo Legislativo. Y si la polarización sigue, si el arrinconamiento a los opositores persiste, algunos señalan que el fujimorismo irá recuperando los votos perdidos.
¿Qué significa todo esto? Que existe la posibilidad de que el Perú vuelva a desangrarse con un nuevo capítulo de la polarización fujimorismo versus antifujimorismo, que ha comenzado a tragarse todos los avances institucionales, políticos, económicos y sociales de las últimas dos décadas. Si algo así vuelve a suceder existirán vencedores y vencidos de la ocasión, pero una vez más, nadie ganará la guerra.
Y si el Perú sigue en guerra política e institucional, no sería nada extraño que la fuerza que desencadenan los estallidos sociales que hoy remecen a América Latina produzcan un terremoto de regular intensidad en el país, afectando a los bandos que desarrollan la actual guerra política y la extrema judicialización. Y es evidente que los únicos ganadores serán las corrientes comunistas y colectivistas que buscan convocar a una constituyente para redactar una nueva constitución anticapitalista. ¿Exageración conservadora? Algunas semanas atrás, en Chile nadie imaginaba que ahora estarían con una constituyente en camino.
Por estas consideraciones, todos tenemos que hacer el esfuerzo de buscar una salida a esta guerra interminable, por la sencilla razón de que en la política nunca se derrota a nadie excluyendo y judicializando. Allí está la polarización aprismo versus antiaprismo que bloqueó la posibilidad republicana en el siglo XX.
Frente a la dureza de los hechos solo nos resta echar mano de la política: la herramienta que se inventó para que los rivales eviten la guerra. Los entendimientos posibilitarían el surgimiento de nuevas derechas e izquierdas que nos harían subir algunos escalones públicos. Aprendamos de nuestra historia.
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