LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Se viene un Congreso de centro-derecha?
Análisis de las tendencias electorales
En una reciente encuesta sobre intención de voto para el Congreso, Acción Popular (AP) y Fuerza Popular (FP) logran el 45% de los votos válidos en Lima. AP obtiene 24% (10% de los votos emitidos) y FP 21% (8% de los votos emitidos). Si consideramos que el ala izquierda acciopopulista ha enfilado contra la conducción centro derechista del partido, y también el resultado expectante del fujimorismo, es evidente que si la elección solo fuese limeña el nuevo Legislativo tendría apellido derechista.
¿Las proyecciones de Lima valen para las provincias? No necesariamente, pero diversas versiones de candidatos en el sur del país, por ejemplo, señalan que AP tiene enormes posibilidades y que el voto escondido de los naranjas está presente sobre todo en las ciudades. Si a estas posibilidades le sumamos que Alianza para el Progreso (APP), más allá de sus límites caudillistas, tiene reales posibilidades –sobre todo en el norte– y muy buenos candidatos en Lima, entonces no es exagerado seguir hablando de salidas hacia la centro derecha.
De otro lado, detrás de la lista de Solidaridad Nacional se han aglutinado las derechas católicas y evangélicas que buscan una expresión política propia frente a los avances del llamado pensamiento “políticamente correcto”. ¿La influencia cristiana de bases podría irrumpir en la política? No se puede descartar. De ninguna manera.
Pero lo más extraño es la manera como se han desdibujado las posibilidades de las listas comunistas y del llamado Partido Morado, que parece albergar a todos los tonos y colores de la izquierda (incluso a la chavista) luego del cierre inconstitucional del Congreso. ¿Cómo explicar este escenario?
Con el cierre del Legislativo, en el Perú se difuminó la contradicción entre antifujimoristas y fujimoristas, alentada por las corrientes comunistas y de izquierdas. En el acto surgió una nueva polaridad y, de una u otra manera, los estallidos sociales en Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia nos recordaron que la historia no tiene fin, y que un nuevo ciclo anticapitalista empieza a fraguarse en la región ante el fracaso de las élites en la construcción de estados modernos y en el impulso de las reformas de segunda generación que acompañen el desarrollo de los mercados de las últimas décadas. La opción colectivista tiene, pues, plena vigencia en la región.
Con la polaridad antifujimoristas versus fujimoristas las corrientes comunistas y colectivistas engordaban. Incluso los medios preferían a los izquierdistas, en el afán de arrinconar a los naranjas. Todo eso ha cambiado luego del cierre inconstitucional del Congreso.
Paradojas de la política. Los comunistas alentaron, sin cuartel, la clausura del Legislativo, pero solo consiguieron su virtual desaparición del escenario, en medio de su tradicional tendencia a la fragmentación. Asimismo, Martín Vizcarra se quedó sin argumento, sin programa, sin enemigo al cual arrimarle los bultos propios. El resultado: hoy Vizcarra es uno de los jefes de Estado más débiles de los últimos tiempos, mientras le empieza a llover fuego y azufre.
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