LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Restablecer el equilibrio de poderes
La necesidad de una nueva contradicción ideológica
Después del cierre inconstitucional del Congreso, si bien el futuro de las instituciones republicanas se ha convertido en una gran interrogante, tampoco se puede sostener que se han venido todas las sombras y desgracias. Tener un análisis correcto es clave para combatir el autoritarismo. El poder político e institucional está centralizado, pero más allá de ciertos golpes al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y las presiones de Martín Vizcarra sobre si deben participar los congresistas del Legislativo disuelto, en general, las elecciones hacia el Congreso del 2020 parecen avanzar, al menos hasta hoy.
El Ejecutivo no tiene candidato propio en estos comicios, y eso comienza a darle a las elecciones una nueva tonalidad, sobre todo luego del escandaloso fraude en Bolivia. Si el JNE aplicará la Constitución y la ley –superando presiones– y autoriza la postulación de los parlamentarios del Congreso anterior, entonces, las elecciones “se volverían más normales”. Y es que el Ejecutivo debería ser el sector más interesado en desarrollar comicios incuestionables porque es la manera de “constitucionalizar” la administración de facto y evitar los enjuiciamientos históricos, que se convierten en ensañamientos en el Perú.
Si el Perú desarrolla elecciones normales el 2020 es muy probable que se restablezca el equilibrio de poderes y las instituciones se contrapesen y se supere esta extrema judicialización de la política que ha transformado a la prisión preventiva en la regla y a la libertad en la excepción, en contra del Pleno Casatorio de la Corte Suprema, los pronunciamientos del Tribunal Constitucional, y las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El caso de los árbitros es un extremo que arroja luces sobre la necesidad de superar esta situación.
De otro lado todo parece indicar que el próximo Congreso a instalarse en enero del 2020 expresará una tendencia convergente hacia el centro en el que posiblemente las cosas se inclinen hacia la derecha. En otras palabras, es muy poco probable que exista una mayoría que se proponga restaurar la reelección del jefe de Estado en ejercicio o auto proclamarse asamblea constituyente para redactar una Constitución con economía anticapitalista, tal como, por ejemplo, hoy parece suceder en Chile.
Los resultados son extremadamente paradojales en el Perú. La narrativa de que todos los males de la República provenían del Congreso pasado y no de las deficiencias de la administración Vizcarra, parece haber alejado al país de los estallidos sociales que convulsionan a todos nuestros vecinos, excepto Colombia. Esa leyenda, pues, ha canalizado el descontento social. Esa narrativa por no ser real, tarde o temprano, puede volverse en contra.
De allí la necesidad de que el próximo Congreso desarrolle una contradicción conectada con la realidad: la posición de los republicanos, conservadores y liberales, a favor de las libertades políticas y económicas, versus las propuestas de los colectivismos y los comunismos. Esa diferencia trasladada a un debate parlamentario no solo se expresará en la urgencia de las reformas a favor de la bicameralidad y del sistema electoral, sino también en la necesidad de la reforma laboral, la desregulación del Estado burocrático, la focalización de la reforma educativa en la meritocracia, la transformación del sistema de salud, y la solución de los problemas de infraestructuras.
En otras palabras, superar la contradicción fujimorismo versus antifujimorismo, que solo ha posibilitado el avance del colectivismo desde la caída del fujimorato.
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