LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Presidente: ¡acabe esta guerra que perderá!
Luego del archivamiento del adelanto general
Es incuestionable que hay un presidente Vizcarra antes de los audios de Arequipa y otro después. Las grabaciones en que el jefe de Estado se compromete a suspender la licencia de construcción de Tía María y alienta una medida radical de protesta si no lo hace en un mes, simplemente lo debilitan en extremo. No solo ante los empresarios, sino ante las Fuerzas Armadas, la Policía y la ciudadanía en general, porque aparece un jefe de Estado sin la menor idea de cuál es su papel frente a la Constitución y las leyes. Al margen de cualquier encuesta, la erosión de la autoridad presidencial, pues, es inexorable.
De otro lado, en el Congreso se comienza a gestar una mayoría republicana que se ha propuesto defender la Constitución y las leyes a cualquier costo. Algunos sectores llaman a este sector “la mayoría conservadora”. Al margen de los calificativos y las interpretaciones es evidente que el Legislativo archivará la propuesta de adelanto de las elecciones generales presentada por el presidente Vizcarra. En este contexto, la pregunta es ¿el choque se ha vuelto inevitable?
Resulta incuestionable que el presidente Vizcarra enfrentará la disyuntiva de plantear o no la cuestión de confianza, o buscar una salida diferente. Si el jefe de Estado plantea la cuestión de confianza, en el Legislativo se gestará una mayoría a favor de la vacancia y Vizcarra sería vacado. Quizá la respuesta del Presidente sea el cierre del Congreso a la espera de que las masas vengan a rescatar al vizcarrismo. Sin embargo, es casi seguro que las mayorías se pondrán en el medio, guardando distancias y a la espera del desenlace.
En este escenario lo más probable es que el presidente Vizcarra sea vacado porque, a diferencia de lo que se dice en la media y en las encuestas, no hay fuerza ni apoyos para cerrar el Legislativo. Si Mercedes Aráoz asume el poder, ¿acaso se garantiza que se detenga la guerra política y el desangramiento institucional que se está cargando la República y la economía de mercado? La única manera de crear una válvula de escape social y política sería la convocatoria de elecciones, luego de la renuncia de la vicepresidente Aráoz, bajo la presidencia interina de Pedro Olaechea, actual titular del Congreso.
En cualquiera de estos escenarios siempre hay vencedores y vencidos, tal como ha venido sucediendo desde la caída del fujimorato. Y cuando hay ganadores y perdedores, en cualquier república suele suceder lo que estamos contemplando: un desangramiento institucional y un colapso de la economía de mercado que solo favorece a la ofensiva de las propuestas comunistas, colectivistas y antisistemas.
¿Acaso estamos planteando que es posible terminar con este desangramiento nacional? De alguna manera, es la primera vez en que las fuerzas de la ofensiva vizcarrista y los defensores de las instituciones republicanas se han equiparado. Si bien con el cuento de la reforma del sistema de justicia y de la reforma política los sectores que buscan controlar instituciones para manejar las próximas elecciones han avanzado, finalmente no han logrado controlar el poder. Y en la defensa de las instituciones republicanas hay judicializados, difamados, muertos y encarcelados. Pero no es hora de establecer quiénes defendieron en primera línea la República. De eso se encargará la historia. Pero luego del descabezamiento de la oposición, en el país surgió una oposición sin rostro que aguantó, como se dice, con uñas y dientes, la brutal ofensiva.
Por todo eso hoy es posible equiparar las fuerzas. Después del archivamiento del adelanto general de elecciones el presidente Vizcarra tiene la palabra: continúa una guerra que perderá o la termina definitivamente. Y eso significa convocar un gabinete de unidad nacional y liderado por la oposición, restaurar el orden en el sur con el estado de emergencia, y acabar la con la judicialización y persecución de los políticos.
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