LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Oposición toma la iniciativa
Titular del Congreso impone la agenda política
Una de las novedades más relevantes de la coyuntura es el surgimiento de una nítida oposición al gobierno de Vizcarra y su estrategia de controlar instituciones y procedimientos para manejar las próximas elecciones. Después del encarcelamiento de la oposición política y el arrinconamiento de Alan García (hasta llevarlo al suicidio), en el Perú no había contrapeso al Ejecutivo. Luego de la elección de Pedro Olaechea en la presidencia del Legislativo y la derrota del oficialismo las cosas han cambiado radicalmente.
Y, como si el azar se la jugara por las instituciones republicanas, con los audios de Arequipa —en los que el jefe de Estado negocia con los sectores comunistas y colectivistas la suspensión de la licencia de Tía María, otorgada según la Constitución y las leyes—, cualquier posibilidad de ofensiva política gubernamental se evaporó. Hoy los raleados mítines presidenciales más bien parecen puestas en escena de un gran escape. El jefe de Estado quiere huir de la candela del gobierno y de las denuncias que se acumulan en contra de él.
Sin embargo, ya no solo se trata del libreto del presidente Vizcarra. Desde el inicio de la legislatura, el titular del Congreso ha entendido que la política es buena cuando es constructiva, pero solo vale cuando se mantiene la permanente iniciativa. Y es lo que está haciendo, como si hubiese memorizado las grandes tradiciones políticas. Por ejemplo, Olaechea ha instalado en el imaginario nacional la urgencia de un diálogo entre los titulares del Ejecutivo y el Congreso para solucionar el bloqueo político, institucional y económico que padece la República.
La propuesta del diálogo venía con tanta fuerza que Vizcarra aceptó. Sin embargo, fiel a su naturaleza, quiso desnaturalizar la iniciativa de Olaechea convocando al titular del Congreso al Consejo de Justicia. Pero Olaechea siguió a la ofensiva: envío una carta reiterando la invitación a dialogar a solas, cara a cara, tal como suelen hacer lo estadistas democráticos.
La cosa no quedó allí. Antes de asistir a la reunión convocada en Palacio, el titular del Legislativo leyó un mensaje en el que alertó sobre el desempleo de 300,000 jóvenes por el frenazo económico y denunció el abandono del gobierno de la seguridad ciudadana y la reconstrucción del norte. Y luego recordó la urgencia de la reunión bilateral con el jefe de Estado. Pura iniciativa.
Ha trascendido que en Palacio hubo junta privada entre Vizcarra y Olaechea, y todo indica que los próximos encuentros serían reservados. Ojalá que se evite la colisión final. Más allá de cualquier especulación, es evidente que en el Perú hoy existe una oposición, un liderazgo en construcción y, sobre todo, una iniciativa permanente para defender la Constitución y las instituciones republicanas de los arrestos plebiscitarios del presidente Vizcarra.
Cada día que pasa va quedando más en evidencia que la única manera que tiene el jefe de Estado de imponer el adelanto general de elecciones es violando abiertamente la Constitución. El hombre está tan desesperado que algunos, incluso, comienzan a hablar de que se atrevería a convocar una constituyente. No lo creemos así.
Sin embargo, vale subrayar la gran novedad: en medio de una ofensiva plebiscitaria del vizcarrato, luego de la liquidación de cualquier forma de oposición política, en el Perú ha surgido una nueva oposición y en permanente ofensiva. Hugo Chávez, por ejemplo, se hizo del poder en Venezuela luego de haber liquidado a la oposición y con el aplauso de las mayorías y los medios. La oposición actual surgió muy tarde, cuando el chavismo lo controlaba todo. Algo así no ha pasado en el Perú y la República puede tener larga vida.
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