¿Nueva derecha a la vista?

El declive del fujimorismo puede ser el preludio del surgimiento de una nueva derecha en el Perú que, inevitablemente, se alejará de las visiones descafeinadas de Fuerza Popular; es decir, una derecha más militante e ideológica. No solo es un deseo para restablecer equilibrios —sobre todo si se pretende preservar la democracia y el mercado—, sino una urgente necesidad. ¿Acaso no hay hay peligro de que los proyectos antisistema copen las sociedades emergentes que solía representar el fujimorismo? No sería nada extraño, por ejemplo, que el antaurismo avance en los sectores de la minería informal, que suelen ser demonizados en el Perú oficial.

Es necesario que surja una derecha que presente batalla en los sectores más excluidos de la sociedad. Y todo indica que los movimientos evangélicos y las comunidades católicas se han propuesto presentar armas en los sectores que abandona el fujimorismo. Estos sectores suelen definirse como abiertamente procapitalistas, como una especie de Tea Party mestizo que se propone reeditar las estrategias victoriosas de Trump y Bolsonaro. En otras palabras, capitalismo total en economía; pero conservadurismo en temas sociales y culturales, tales como la oposición frontal a la ideología de género que promueven la izquierda, ciertas ONG y los organismos multilaterales.

Como se aprecia las campañas a favor de la llamada ideología de género y el debilitamiento del fujimorismo, de una u otra manera, tendrán incidencia directa en una propuesta de derecha más pétrea. Un hecho que nos revela que la sociedad peruana empieza a tornarse más conservadora. Resultado inevitable de una estrategia iluminista que pretende crear una escuela, conductas y prácticas, al margen de la realidad de las sociedades.

Desde el punto de vista de la democracia y la economía de mercado, el surgimiento de una derecha procapitalista y conservadora es una buena noticia y que debe considerarse seriamente, sobre todo si en las elecciones del 2006, 2011 y 2016 en el Perú colisionaron dos modelos de sociedad. Y si el antisistema no ganó es porque Dios todavía sigue derramando gracias por estos lares. En cualquier caso, ante la amenaza de una propuesta colectivista victoriosa no hay demasiado que pensar. Ante el triunfo de Bolsonaro algunos liberales de lecturas superficiales y delgadas salieron a despotricar contra el militar brasileño y a repetir todas las leyendas que la izquierda internacional organizó en contra del nuevo jefe de Estado.

En cualquier caso, como reza el dicho, no hay mal que por bien no venga. La envilecedora polaridad fujimorismo versus antifujimorismo encubría al caviar, que se convirtió en una especie de profesional antifujimorista durante las administraciones de Toledo, Humala, PPK, Villarán y Vizcarra. El caviar de estas dos décadas tuvo tanto éxito en asesorar y gobernar sin organizar partidos —como manda el deber democrático— que, incluso, se transformó en una clase media alta que engordó de la teta estatal. Todo eso termina con el posible final del fujimorismo.

Hoy el marxista sin partido no tendrá la coartada del antifujimorismo. Y los arietes ideológicos de la derecha, del capitalismo y el liberalismo, podrán, como se dice, sacar al fresco en la opinión pública, en las universidades, en los barrios y en todos los foros, a las propuestas colectivistas que se envolvían y aderezaban con antifujimorismo.

Sin embargo, para que la democracia, el mercado y la nueva derecha prosperen en el Perú, es fundamental evitar el intento de controlar instituciones del Ejecutivo, que pasa por la desinstitucionalización del país.

No se trata del Apocalipsis. No, de ninguna manera. Las propuestas centristas pueden alzarse con la victoria en el Perú. Es posible. Lo vimos en las municipales. Pero para evitar que la democracia quede inerme ante los colectivismos se necesita detener el intento de Vizcarra de controlar instituciones, y alentar el surgimiento de esta nueva derecha que comienza a presentar batalla al antisistema en todos los lugares a los que nunca llegan las propuestas centristas y los actores del Perú oficial. Veremos.