LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Los diversos rostros de Palacio
Desde el pro-crecimiento hasta el intervencionista
El gobierno de Ollanta Humala sigue sorprendiendo a ángeles y demonios por los diferentes rostros que presenta en una misma coyuntura. Por ejemplo, la mayoría del país aplaude y celebra el reciente paquete reactivador que busca enfrentar la desaceleración económica. Sin temor a equivocarse, se puede afirmar que solo una minoría no comulga con la decisión del régimen de ponerse la camiseta de la coherencia económica, que arrincona a los radicalismos ecológicos. Sin embargo ese mismo gobierno que escribe con la derecha puede ensayar con la izquierda y, de pronto, estamos sumergidos en el debate de una nueva ley universitaria que reedita el intervencionismo estatal en el sistema universitario, pretende manosear la autonomía de los claustros y ahogar la inversión privada en el sector. Si a estos hechos le sumamos el intento de inhabilitar a Alan García, un candidato en carrera, entonces, resucitan las suspicacias sobre el autoritarismo en Palacio. Otra vez la eterna sospecha de la candidatura de Nadine Heredia.
¿Es posible que un gobierno que le corta las alas a Manuel Pulgar Vidal para impulsar con todo la reactivación juegue con la candela autoritaria? O, ¿solo estamos ante la histeria de una derecha que pretende imponer la agenda? En primer lugar, es hora de entender que, con el fracaso y el derrumbe del estatismo en Venezuela y Argentina, el modelo autoritario en la región se vuelve más versátil, más plástico, y comienza a entender que sin inversiones, sobre todo en recursos naturales, no existe proyecto viable para perpetuarse en el poder. Todo parece indicar que Ecuador y Bolivia ya empiezan a atisbar ese camino mientras la reelección presidencial indefinida se torna en dogma. Y los resultados no son tan malos, porque esos países siguen creciendo mientras el frenazo se agrava en los estatismos del Atlántico.
La preocupación de Humala por el paquete reactivador contra la desaceleración merece el aplauso de la mayoría nacional, porque significa que se pretende oxigenar al crecimiento económico que ha arrinconado la pobreza y la desigualdad como nunca antes en nuestra historia. Sin embargo, esa voluntad de por sí no implica que se haya encarpetado la agenda autoritaria. ¿Alguien puede tener éxito político sin crecimiento?
Quizá el argumento más contundente que sostiene que cualquier proyecto de reelección conyugal está encarpetado es la propia realidad. No hay autoritarismo estatista o pro desregulación (fujimorato) sin respaldo popular, y la aprobación de la pareja presidencial ha disminuido considerablemente. No obstante, como lo hemos dicho más de una vez, la vigencia del anti-fujimorismo, las posibilidades de Keiko Fujimori de ingresar a la segunda vuelta y la eventual inhabilitación de García, ¿no podrían reactivar la candidatura de Nadine? Ante el pánico y la histeria del triunfo fujimorista, ¿no surgiría la búsqueda de la candidata que le dispute las bases populares a Keiko? ¿Mario Vargas Llosa dejaría que el fujimorismo se enseñoree? Si hoy la candidatura de Nadine no es viable es por una correlación política, por una mayoría nacional, de ninguna manera por una convicción democrática. Mañana, a cualquier hora, si la correlación cambia, ¿alguien duda que Nadine no se presentara? Que levante la mano, por favor.
De allí que esta especie de agenda bipolar del país continuará hasta el 2016. La mayoría de los ciudadanos poniendo el hombro en la lucha del gobierno contra la desaceleración, pero con las suspicacias que se dilatan ante hechos como la nueva ley universitaria o el intento de inhabilitar a un candidato en carrera. O quizá para simplificar la perspectiva: la centro derecha apoyando la reactivación económica y la centro izquierda apoyando los amagues autoritarios como ya lo viene haciendo. En el Perú la conducta de los actores de la democracia depende de la pura correlación. En las democracias longevas de las reglas.
Por Víctor Andrés Ponce
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