Los dilemas de Pulgar Vidal

Llegó la hora de debatir con el ambientalismo radical

El análisis político a veces se estrella con lo inexplicable. Uno de esos muros difíciles de comprender se grafica en algunas declaraciones del ministro del Ambiente, Juan Pulgar Vidal, que apuntan a bajarle la llanta al reciente paquete reactivador que ha lanzado el Ejecutivo.

Si el propio Presidente Humala, dejando atrás prejuicios y distancias con la inversión privada, anunció el paquete en el aniversario de la Sociedad Nacional de Industrias, y si el Primer Ministro, René Cornejo, y el titular de Economía, Miguel Castilla, cierran filas en torno a las propuestas de reforma tributaria a favor de los contribuyentes, en la simplificación de procedimientos y trámites que ahorcan a la inversión, y en la promoción de emprendimientos en minería, hidrocarburos y telecomunicaciones, ¿cómo se entienden las declaraciones de Pulgar Vidal precisando “que no se le han cortado los brazos al Ministerio del Medio Ambiente” y que peleará hasta “el último momento por defender la política ambiental”? ¿Pretende acaso decir que el paquete reactivador es anti ambientalista? Pero lo más grave, ¿está corrigiendo al Jefe de Estado o quizá lo está “traduciendo” como en épocas toledistas? Nadie lo sabe.

Todo parece indicar, pues, que Pulgar Vidal se ha quedado con sangre en el ojo por las iniciativas que reducen las multas a la OEFA, que trasladan al Consejo de Ministros la facultad de declarar las Zonas Reservadas y revisan los Estándares de Calidad Ambiental. Pero si el titular del Ambiente siente que tiene alguna herida y si permanece en el cargo por decisión propia su deber como ministro es contribuir a la coherencia favorable de los emprendimientos que el régimen quiere mostrar. ¿Cómo se le ocurre sostener, por ejemplo, que PPK , Beatriz Merino y un grupo de voces que supuestamente representan al empresariado se plantean desaparecer la OEFA y los controles ambientales? Beatriz Merino, es presidenta de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos, un sector que ha denunciado que la tramitología tiene paralizados proyectos petroleros por US$ 32 millones. ¿El paquete no busca reactivar las inversiones en petróleo?

La única explicación para la osadía de Pulgar Vidal es que tiene respaldo de arriba y para nadie es un secreto que Nadine Heredia es la figura que lo protege y lo alienta, de lo contrario, en cualquier parte del mundo, el giro que ha dado el gobierno ya habría significado su renuncia o su alejamiento del régimen. Pero no, como siempre en el gobierno, hay allí una oscuridad que puede terminar ensombreciéndolo todo. Las especulaciones de que Pulgar Vidal remará contra viento y marea para llegar a la Cumbre Mundial del Cambio Climático (COP 20) que se realizará en Lima, y partir de allí contragolpear a las nuevas políticas de Palacio que armonizan la política ambiental con las inversiones, o emigrar a un organismo mundial, se acrecientan. Pero cualquiera sean los objetivos de Pulgar Vidal hoy no sintonizan con la voluntad de enfrentar la desaceleración económica que preocupa a los peruanos.

Nadie entiende porque Pulgar Vidal parece haberse comprado la estrategia de los radicalismos ambientalistas que ven en la empresa privada un “monstruo” a dominar. En todo caso estos sectores no se dan cuenta de que la única manera de detener la contaminación de bosques y ríos, de enfrentar la alarmante deforestación de nuestra selva y de salvar al país de la basura, hoy una de las fuentes principales de contaminación, es mediante los derechos de propiedad (concesiones) y la promoción de inversiones. Recordemos el mango y el limón de Tambogrande y las estrategias de los radicalismos ambientalistas por expulsar a la minera Manhattan. Hoy Tambogrande es una fotografía del Far West: miles de informales arrojando mercurio y contaminando, y nadie los puede controlar.

Es hora de iniciar un intenso debate con los radicalismos ambientalistas que se comportan como todo grupo privado que no depende del mercado sino de una subvención: no les interesa el resultado de sus propuestas en la sociedad. El avance del mundo nos demuestra con claridad que es imposible salvar el planeta y el medio ambiente al margen del mercado. Hoy el aire de Estados Unidos es uno de los más limpios del mundo y los peces han vuelto al río Tamesis en Londres. Y hoy el río Chili en Arequipa vuelve a recuperar sus peces en colaboración con la minería mientras otros envenenan las aguas y los suelos.

Por Víctor Andrés Ponce