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¿La vacancia que se viene?

Reflexiones sobre la crisis institucional del Perú

¿La vacancia que se viene?
Víctor Andrés Ponce
09 de febrero del 2018

 

El suscrito está pasmado. La demanda de la vacancia presidencial se ha convertido en un clamor nacional casi unánime no obstante que, unas semanas atrás, había conatos de guerra civil, denuncias ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y acusaciones de un supuesto golpe fujimorista desde el Congreso por el proceso de vacancia que no prosperó.

Los mismos defensores pepekausas de ayer se tornan en “vacadores”, olvidando que la política avanza por coyunturas y no hay manera de que hoy saquen ventaja transformándose en intransigentes acusadores, luego de haber entregado la vida por el posible vacado. Verónika Mendoza y los muchachos de Nuevo Perú, indignados por el indulto, olvidan esta verdad de la política y se sumergen en el universo de lo ridículo, demandando la vacancia y abrazándose con Gregorio Santos. El ridículo es tan evidente que espantan al Apra y Acción Popular.

Sin embargo, más allá del histrionismo de los nuevos vacadores, es incuestionable que empresarios, trabajadores y ciudadanos de todos los sectores sociales, de Lima y de provincias, ven con buenos ojos la vacancia presidencial; no solo por los pagos de Odebrecht a Westfield, sino porque el Perú está parado, el Estado está en suspenso, y no hay inversión ni mercado que se mueva. La conclusión parece ser la siguiente: la sucesión de Martín Vizcarra representa el mal menor frente a la permanencia de Kuczynski.

En ese contexto el indulto de Alberto Fujimori, con fractura de la mayoría legislativa, ha terminando por profundizar la crisis de gobernabilidad. Fuerza Popular nuevamente le hace guiños al pedido de vacancia, aunque manteniendo perfil bajo, porque se han propuesto defender el accidentado indulto.

Sin embargo siempre vale señalar que la democracia está en cuidados intensivos porque triunfó la estrategia caviar, que pasaba por bloquear un acuerdo entre Ejecutivo y Legislativo, por fracturar Fuerza Popular y después intentar judicializar al fujimorismo sin argumentos legales valederos. Si en el Perú hubiese habido un pacto a la española, entre pepekausas y fujimoristas, los estropicios de Odebrecht y ciertos políticos habrían sido absorbidos fácilmente por la institucionalidad democrática.

De allí la importancia de comenzar a reflexionar sobre una eventual sucesión republicana. Para evitar que una posible vacancia desemboque en un adelanto electoral y en la redacción de una Constitución anticapitalista, la mayoría legislativa ya debería comenzar a organizar un pacto con el vicepresidente Martín Vizcarra, en el que se planteen los puntos de la convergencia.

Es evidente que Fuerza Popular solo pretenderá destruir todas las baterías caviares en el Estado que han vetado la participación del fujimorismo en democracia en los últimos quince años. ¿Qué significa algo así? Me imagino que una fuerza política que enfrentó un allanamiento partidario injusto y brutal, y que padeció la amenaza del encarcelamiento de sus líderes sin razones legales valederas, sabe qué plantear para evitar los vetos. La salida caviar del Estado, entonces, no solo sería para las tribunas, para la foto, sino real.

Para simplificar las cosas: el fujimorismo debe pretender que en las elecciones del 2021 no exista un ministro del Interior que evite que los policías voten en las ánforas o un ministro de Educación que financie la red de personeros y movimientos que anularon incontables mesas electorales con mayoría naranja en el sur del Perú. Esas cosas existen en política, forman parte de los acuerdos y pactos, más allá de que la coalición mediática antifujimorista haya acuñado la idea de que el fujimorismo es una especie de “amenaza judía”.

Sin embargo un posible pacto hacia el 2021, en el que se levanten los vetos antidemocráticos de la izquierda caviar, debe tener como base un plan de reformas políticas, económicas y sociales. El sector que más necesita poner al Perú en modo de reformas es el propio fujimorismo, que hasta hoy solo ha mostrado los músculos de la pura defensa y la sobrerreacción. En cualquier caso una posible vacancia podría convertirse en un modelo para armar y la oportunidad de recuperar los dos años absolutamente perdidos de la administración PPK.

 

Víctor Andrés Ponce
09 de febrero del 2018

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