LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La Presidencia como centro escolar
Entrevista de CNN reveló crisis terminal de nuestro sistema republicano
En la entrevista de Fernando del Rincón al presidente Pedro Castillo (difundida a través de CNN), de pronto, para muchos debió haber aparecido la insondable fosa en que ha caído el sistema republicano en el Perú. El propio jefe de Estado sostuvo que no estaba preparado para la presidencia y que no había “recibido inducciones” como otros en el extranjero. Y lo más grave e inexplicable: dijo que estaba aprendiendo a ser jefe de Estado. En el acto, Del Rincón señaló que gobernar el Perú no debía ser una escuela para aprender.
Ejerciendo el puro sentido común, el periodista mexicano desveló el telón: únicamente en un sistema en crisis terminal, el primer magistrado de la república puede aceptar que no está preparado para el cargo y continuar al frente del país. De alguna manera la frivolidad y el desconocimiento se deben mezclar para que un jefe de Estado continúe al frente de una responsabilidad vinculada a la situación de ocho millones de pobres.
Algo parecido sucedió cuando en los temas de la casa de Sarratea en Breña y de una fiesta infantil en Palacio, ante las respuestas de Castillo, el periodista le precisó que no se podía responder de esa manera porque los asuntos de un jefe de Estado eran temas de seguridad nacional.
La entrevista dejó en claro que el presidente Castillo es quizá el jefe de Estado menos preparado de toda nuestra historia republicana. Pero no solo carece de la formación para ejercer el cargo, sino también del instinto de los buenos políticos que, ante la falta de conocimientos, se rodean de colaboradores capaces y preparados. En la entrevista también emergió la incapacidad de Castillo para convocar a buenos ministros y rodearse de los mejores profesionales.
De esta manera la presidencia de Castillo se ha convertido en una verdadera amenaza para todos los logros que los peruanos hemos conseguido en las últimas tres décadas, ya sea en la economía, la reducción de pobreza y la consolidación institucional democrática. Sobre todo luego de conocer que se persiste en la convocatoria de una constituyente.
Igualmente, el fenómeno Castillo debería iniciar un debate de mediano y largo plazo sobre hasta dónde debe llegar el igualitarismo en las repúblicas modernas. Un país como el Perú, con más de ocho millones de pobres que dependen de la inversión privada y el crecimiento para superar esa lacra social, ¿es aceptable elegir a uno de los ciudadanos menos capacitados para enfrentar la pobreza?
En los sistemas republicanos antiguos, de las ciudades griegas y de Roma, existía una aristocracia que provenía de la sangre y la riqueza. Sin embargo, esas aristocracias se convertían en contrapesos de la tiranía de las mayorías o del asalto de las muchedumbres.
En los sistemas republicanos modernos es inaceptable imaginar aristocracias al margen de los méritos. Sin embargo, debería existir contrapesos institucionales que preserven los principales cargos de la república para los más capacitados e ilustrados. En otras palabras, al lado del voto popular, debería haber una especie de aristocracia de la inteligencia, como alguna vez lo planteó Bartolomé Herrera.
En cualquier caso, el debate sobre la tiranía de las mayorías y la urgencia de contrapesos a las muchedumbres es un tema capital en la sociedad de las redes en que ya vivimos. Allí está el fenómeno Castillo.
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