LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La lógica anti Congreso. ¡Cuidado!
Una estrategia que favorece al antisistema
Hay un sector del país que pretende que nada cambie con respecto al nuevo Congreso. De alguna manera hoy se vuelve a sentir el tufillo de las campañas contra el Legislativo antes del cierre del 30 de setiembre. Temas menores como (la compra de televisores, ramos de flores o gastos personales) intentan convertirse en asuntos más relevantes que la gran corrupción que proviene del Estado. Si este tipo de estrategias prosperó contra el pasado Congreso solo fue por una razón: nunca hubo una mayoría más torpe y errática en el Legislativo, y que contribuyó a legitimar la demonización de este poder del Estado. El asunto debería ser tratado por la ciencia política y redactarse un manual sobre lo que no debe hacerse en política.
Sin embargo, insistir en las campañas contra el Legislativo, como si no fuese uno nuevo que ni siquiera se ha instalado, solo revela una voluntad de seguir centralizando el poder y un temor peligroso a la fiscalización y al equilibrio de poderes. Pero quizá el yerro mayor de este sector que pretende arrinconar al Congreso tiene que ver con que es muy complicado que los errores legislativos de ayer vuelvan a repetirse hoy. Poco a poco la estrategia anti Congreso se volverá evidente para las mayorías. ¿Cómo cargarle los problemas del país una institución que solo ejercerá funciones durante un año?
Lo más grave de la lógica anti Congreso es que revela una frivolidad sin límites. En las elecciones al nuevo Legislativo quedó en evidencia que la guerra política que se desarrolló luego de las elecciones del 2016, y que se expresa en una extrema judicialización del espacio público, ha creado una peligrosa fragmentación del sistema político, en el que comienzan a aparecer las propuestas antisistema.
Si la estrategia anti Congreso continúa, ¿acaso no existe el temor de que el descrédito de todo lo que se llama política termine favoreciendo a las fuerzas que plantean redactar una nueva Constitución anticapitalista? ¿De dónde puede provenir la soberbia de un sector del país que nunca tuvo fuerza electoral propia? Es hora, pues, de reflexionar. Y siempre vale recordar que lo que distingue al sistema republicano es el equilibrio de poderes y la existencia de una asamblea (Congreso) en donde está representada la pluralidad de la sociedad. Sin esa asamblea legislativa podrá existir el Estado con el Ejecutivo, pero no una república.
El Ejecutivo siempre existirá mientras el Estado permanezca de pie. La república solo puede materializarse con una asamblea que represente la pluralidad social. En estos momentos en que algunos sectores buscan constitucionalizar el empoderamiento del Ejecutivo sobre la asamblea, vale recordar que todos los autoritarismos de los siglos XX y XXI han surgido desarrollando campañas de demolición contra sus respectivas asambleas legislativas.
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