LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
La guerra ideológica y el oxígeno de Southern
El sur necesita balones de oxígeno para sobrevivir
La empresa Southern Perú ha empezado a donar 20,000 litros de oxígeno semanales desde el 20 de julio pasado. Sin embargo, el ofrecimiento se hizo llegar al pasado Gabinete Zevallos en mayo, cuando la escasez de oxígeno se convertía en una tragedia nacional que disparaba la letalidad de la pandemia. Ya se sabe que Southern hizo llegar la propuesta al ex presidente del Consejo de Ministros (PCM), Vicente Zeballos, y el entonces jefe de Gabinete lo derivó hacia el Ministerio de Salud, cuyo titular era Víctor Zamora. Del sector Salud se derivó el tema al Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares).
Desde Cenares se envió un equipo a la planta de Southern en el sur, y se comprobó que el oxígeno tenía una pureza de 98.5%. Sin embargo, la norma vigente establecía que se requería oxígeno de 99% de pureza para servicios de salud. Entonces se cambió la norma permitiendo el uso de oxígeno con 93% de pureza, de acuerdo a los estándares internacionales. Cenares volvió a enviar otro equipo para analizar el oxígeno de la planta de Southern porque había una nueva norma. Y se volvió a comprobar que el oxígeno de la empresa tenía una pureza de 98.5%.
Los días se alargaron, convirtiéndose en eternidades para las familias que imploraban a Dios que permitiera sobrevivir a los enfermos, que fallecían sin encontrar un balón de oxígeno. Hasta que el presidente Vizcarra cambió el Gabinete y el nuevo PCM, Pedro Cateriano, aceptó la donación de Southern en cuestión de horas.
¡Dios mío! ¿Qué había sucedido? ¿Las sobrerregulaciones del Estado llegaban a tanto que se podía contemplar indiferentes el incremento de los muertos en la pandemia? ¿O acaso se había presentado algo más grave, como el prejuicio ideológico en contra de la empresa privada, considerando las claras posiciones antimineras de Zeballos y un ala de su Gabinete? ¿Ineficiencias, dolor y frivolidad?
Es evidente que detrás de este lamentable incidente existe una feroz guerra ideológica que atraviesa a la sociedad peruana, al Estado, al Ejecutivo y al Congreso. Por ejemplo, en el ninguneo a la donación empresarial de oxígeno también jugó un terrible papel el gobernador Regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica. Terrible. De alguna manera todos los sectores del Ejecutivo (de ese entonces) y del gobierno regional, que se oponen al proyecto Tía María –que desarrolla Southern–, al parecer, no hicieron nada para concretar la donación empresarial.
La guerra ideológica se presenta más o menos así. Quienes defendemos el capitalismo y la economía de mercado sostenemos que la filantropía y la solidaridad solo son posibles cuando hay riqueza. Es decir, cuando hay empresarios, ricos y clases medias. De allí viene la solidaridad y el desprendimiento, del excedente de riqueza. Quienes defienden los colectivismos, los estatismos y los comunismos, sostienen que la riqueza solo es producto de la explotación y, por lo tanto, no debe haber ricos sino “ciudadanos iguales”. Pero la historia ya nos ha demostrado que, en la sociedad donde solo hay iguales, todos son pobres y solo el rey, el partido que controla el Estado, maneja los excedentes de la sociedad. En otras palabras, la filantropía y la solidaridad solo pueden provenir del Estado. Pero “las sociedades igualitarias” son tan pobres como Venezuela, donde la gente se arrancha el papel higiénico y se almuerza a sus mascotas.
De alguna manera, pues, en las marchas y contramarchas del oxígeno del sur estuvo presente esa guerra ideológica. El problema es que hubo demasiados muertos en el interín.
COMENTARIOS