LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Guerra de religiones en el Perú?
Feministas protestan frente a iglesias
Los movimientos feministas radicales, que han desarrollado concentraciones cantando la ya famosa canción “El violador eras tú” (una especie de himno feminista) en Chile, frente a las iglesias católicas y evangélicas, pretendieron desarrollar una actividad de ese tipo frente a la iglesia emplazada en el parque Kennedy de Miraflores. Sin embargo, diversos grupos católicos y evangélicos se plantaron frente a las activistas y hubo conatos de enfrentamientos.
Los movimientos cristianos llamaron a defender las iglesias, seguramente, con las imágenes todavía vívidas de la quema de decenas de iglesias y destrucción de símbolos cristianos en Chile. El asunto es demasiado grave y puede tener consecuencias en la vida política nacional.
Al respecto, vale subrayar que el Perú no es Chile, en cuanto a la influencia de la cristiandad. Los intelectuales del novecientos y del centenario solían decir que antes que el Perú estuvo la Iglesia y el Ejército, y después del Perú seguramente seguirán la iglesia y el Ejército.
Si en nuestro país se atacan iglesias y símbolos cristianos es casi seguro que la respuesta no se hará esperar. Basta recordar que la Guerra Civil Española se desencadenó cuando las milicias comunistas –autoproclamadas “republicanas”– comenzaron a quemar iglesias, a asaltar conventos e, incluso, a asesinar seminaristas, como sucedió en Asturias. El ataque comunista a las iglesias en España fraguó al franquismo. ¿Qué podría suceder en el Perú, un país eminentemente cristiano?
De otro lado, vale preguntarse, ¿qué verdaderos intereses se movilizan detrás de las jornadas feministas extremistas? Si analizamos el nuevo himno que parecen haber asumido, hay aseveraciones con las que todo el mundo debe estar de acuerdo. Por ejemplo, cuando se repite el estribillo que dice "y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía". De acuerdo. Sin embargo, cuando se afirma que “el violador eras tú, el violador eres tú, son los pacos, los jueces, el Estado, el presidente, El Estado opresor es un macho violador”, es evidente que estamos ante una típica estrategia neomarxista que pretende apoderarse de las banderas contra las exclusiones de la mujer e incorporarlas a una estrategia de poder.
El problema es que ahora no se trata de la supuesta defensa del medio ambiente en contra de las inversiones mineras, ni de la supuesta defensa de los Derechos Humanos para erosionar la autoridad estatal, sino que los blancos son las iglesias y los símbolos cristianos. Y, en la medida que detrás de las estrategias feministas radicales están las corrientes comunistas y colectivistas –una forma de religión laica intolerante– el Perú podría estar muy cerca de desarrollar confrontaciones religiosas violentas.
Es hora, pues, de lanzar una alerta sobre la posibilidad de este escenario peligroso. Es hora de que las élites llamen a la prudencia y los equilibrios. Además, siempre vale recordar que el guerrero más feroz es el que pelea en nombre de Dios.
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