LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El Legislativo del 2020
La importancia de las elecciones congresales
Si los hechos políticos, sociales, judiciales, y económicos del 2019, se repitieran en el 2020 no sería exagerado afirmar que la posibilidad de un estallido social, a semejanza de los países vecinos, estaría a la vuelta de la esquina. Esta aseveración debería valer para todo tipo de aproximaciones. Incluso para quienes sostienen que el cierre inconstitucional del Congreso nos salvó de un estallido social porque, de una u otra manera, posibilitó canalizar la irritación popular.
Luego del cierre del Legislativo no hubo ni nuevo escenario ni nueva política. Todo siguió igual. La extrema y casi insostenible judicialización de la vida pública y el abandono del Estado de la mayoría de sus responsabilidades –tal como lo observamos con el fracaso de la reconstrucción del norte y las inundaciones en Piura– se agravaron.
El gran problema es que en cuestión de semanas u horas el responsable de la crisis aparecerá ante los ojos de todos los peruanos. Hoy el Ejecutivo gobierna en solitario y promulga decretos de urgencia, mientras su ineficiencia se hace evidente. Y si a esto le agregamos que los temas judiciales y “la lucha contra la corrupción” irán perdiendo el interés de la gente, en cualquier momento pueden presentarse las condiciones que buscan las corrientes comunistas y colectivistas para desatar el soñado estallido social.
Por todas estas consideraciones, las elecciones del próximo Congreso tienen mucha importancia, más allá de que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) se haya dedicado a podar las listas opositoras y a excluir a candidatos con personalidad política. ¿Qué pretendemos señalar? Que la principal tarea del próximo Congreso, a instalarse en las próximas semanas, es restablecer el equilibrio de poderes, que se canceló con el cierre del Legislativo.
Recuperar el equilibrio de poderes no solo es fundamental para el futuro de las instituciones republicanas sino que, en el propio Ejecutivo, debería existir conciencia de que es una de las maneras de evitar el estallido social que parece tocar las puertas de todos los países sudamericanos. De allí la enorme importancia de desarrollar elecciones normales, no obstante las denuncias que empieza a acumular la oposición.
El solo hecho de restablecer el equilibrio de poderes modificará el escenario, las relaciones entre políticos, periodistas y las instituciones del sistema de justicia. De una u otra manera, con un Legislativo instalado volverán los debates alrededor de las reformas institucionales, económicas y sociales que requiere el Perú para llegar en las mejores condiciones al 2021, y también se controlarán los excesos a los que son proclives algunas instituciones.
¿Acaso estas reflexiones solo son una suma de buenas intenciones? No necesariamente. El próximo Congreso reunirá a buena parte de los actores que pretenden ser los políticos del futuro. ¿Cómo entonces podrían renunciar a equilibrar el poder y a allanarse a un Ejecutivo que acumula gran desgaste? Parece demasiado difícil. Por todas estas consideraciones, creemos en las posibilidades del próximo Legislativo.
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