LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Desaceleraciones políticas
Sobre las medidas para recuperar velocidad del crecimiento
La desaceleración económica se ha instalado como un personaje en los debates, en los análisis políticos y económicos y, sobre todo, en la calle, donde las pequeñas empresas y los negocios empiezan a toser con el humo tóxico que el gobierno de Ollanta Humala envío a los mercados durante los dos primeros años de su gobierno. La importancia del tema también es la reacción natural de una sociedad que se llenó de optimismo y quizá de soberbia frente a los resultados económicos. ¿Cómo hemos llegado a frenar la velocidad del poderoso tren que conducíamos derrotando la pobreza y la desigualdad?
En primer lugar habría que recordar una ley de los mercados: son organismos vivos que respiran señales del poder público. Y el gobierno de Humala en los primeros 24 meses de gestión se dedicó a polucionar la confianza de los ciudadanos y de los empresarios en la economía. No vamos a repetir las cuentas de ese rosario de errores, pero allí están sobre la mesa como protagonistas de la actual desaceleración. Y como cualquier organismo vivo que se enferma, la recuperación demora, sobre todo, cuando hay planes de inversión que maduran en años y, de pronto, se archivan. Claro que el gobierno siempre tendrá el argumento de la crisis económica internacional no obstante que Estados Unidos y Europa vuelven a crecer.
El gobierno de Ollanta Humala llegó a respetar la institucionalidad y la economía de mercado porque una mayoría social, mediática y política se impuso en el país. Si hay alguna duda, por ejemplo, revisemos los titulares de los diarios que se opusieron a la compra de la Pampilla y veremos que son los mismos periódicos que guerrearon contra la llamada “repartija” en el Congreso. Si bien es cierto que ministros como Miguel Castilla cumplieron enorme papel en mantener el curso económico, no hay, pues, ministro ni garante que explique el resultado final. Desde la sociología y la historia se habla de procesos sociales. Desde la novela y la magia se habla de héroes o iluminados.
El régimen nacionalista llegó a compenetrarse con la economía a mercado, como se dice, a regañadientes, y el resultado inevitable es la desaceleración. Ahora bien, al César lo que es del César. El último paquete anunciado por el propio Presidente Humala en la SNI revela que el gobierno ha entendido que la desaceleración podría pasar una enorme factura en el 2016, algo que debe aterrar a un régimen que polarizó con ángeles y demonios, seguramente escuchando consejos autoritarios. Un descalabro el 2016 dejaría inerme a la pareja presidencial y al nacionalismo en el próximo Congreso, y eso debe ser perturbador.
El gobierno de Humala, entonces, parece decidido a pisar el acelerador del crecimiento en los últimos dos años de gobierno. El paquete de medidas tributarias a favor de los contribuyentes, la simplificación de trámites y procedimientos y la promoción de inversiones en minería, hidrocarburos y telecomunicaciones, nos parecen mostrar a un régimen que se ha decidido por la coherencia, que deja atrás los prejuicios contra la inversión privada, y que subordina a aquellos ministros o sectores que jugaban con una agenda propia sin importar que echaban humo tóxico a los mercados.
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