LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
El coronavirus reta al Estado
Los desafíos de la administración Vizcarra ante el virus
El anuncio de que se han detectado seis casos de infección con el llamado coronavirus nos recuerda que el Perú es una sección más de un mundo globalizado. Y de otro lado, evoca nuestra condición de país subdesarrollado en los asuntos sanitarios. Contemplar al jefe de Estado, al lado de una ministra de Salud enmudecida, nos ha señalado que hasta en las tragedias solemos ser estrictamente peruanos. Es decir, buscamos el provecho político sin importar la magnitud de la catástrofe.
Sin embargo, el caso del coronavirus, como se decía en tiempos de pepekausas, termina con el recreo gubernamental. El Ejecutivo del presidente Vizcarra y sus ministros, tendrá que ceñirse estrictamente a los hechos de la realidad porque en esta circunstancia solo hablarán los resultados: hay estados que toman en serio la amenaza del nuevo virus y hay otros –como el italiano– que la han tomado a la ligera. Y bueno, allí están los desenlaces fatales que se multiplican.
La administración Vizcarra –excepto algunos sectores– se ha caracterizado por eludir los problemas de la gobernabilidad y mantener su popularidad en base al gesto político populista, ya sea guerreando contra un Legislativo aborrecido por la población o construyendo una imagen de paladín en “la lucha contra la corrupción”. Sin embargo, esas armas, esas herramientas o ese software no tienen valor alguno para enfrentar al coronavirus. Es decir, no hay estratagema que valga, porque el fracaso en la prevención de este mal solo significa una acumulación de muertes.
Nadie es un demente para querer el fracaso de la administración Vizcarra en la lucha contra el coronavirus. Sería una locura, considerando las posibles muertes. No obstante, el Ejecutivo debe despertar en el acto. Se acaba de conocer que el Gobierno solo destinará S/ 3.5 millones para enfrentar el mal, cuando durante la administración de Alan García se consideró más de S/ 140 millones para combatir la gripe H1N1. ¿Cómo se explica semejante diferencia? La distancia es una verdadera brutalidad.
En cualquier caso, los peruanos necesitamos información real para prevenir, algo que el Ejecutivo todavía no ha hecho. Por ejemplo, el coronavirus en una persona joven, con una salud relativamente buena, solo se manifiesta como un simple resfrío (carraspera, humedad en las fosas nasales y malestar simple). No obstante, en una persona de la tercera edad puede ser fatal. El coronavirus arrasa, sobre todo, con los ancianos. ¿Quién informa de estos hechos que pueden acumular muerte tras muerte?
En cualquier caso, una vez más, como decían los pepekausas, se acabó el recreo para la administración Vizcarra. No hay gambito ni gesto que valgan al margen de los resultados. Si el Estado no reacciona de manera adecuada (sistema de salud, Migraciones, Policía Nacional) el número de muertes acabará con cualquier debate.
La pregunta que surge entonces es si el Ejecutivo –que no pudo reconstruir el norte, relanzar el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza, ni enfrentar la ola criminal– estará en condiciones de hacer frente a la amenaza del coronavirus. Desde esta esquina rogamos a la Providencia que sí sea posible, al margen de que el señor Vizcarra anote sus primeros goles. Un anciano que se salva y prolonga un día de vida es una bendición de las alturas.
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