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¿Declina la ola anticorrupción?

Vizcarra debe gobernar, gobernar y gobernar

¿Declina la ola anticorrupción?
Víctor Andrés Ponce
17 de marzo del 2019

 

El Ejecutivo de Martín Vizcarra parece estar sumergido en apuros mucho más graves que los registrado por los medios, la opinión pública y las encuestas. Y es que solo basta conversar con la gente y tomar un taxi para escuchar un estribillo: el país está parado, nada se mueve, Vizcarra todavía no hace nada. La sensación de parálisis es generalizada, no obstante que el jefe de Estado ya tiene un año en el poder.

¿Mala onda del suscrito? De ninguna manera. Particularmente soy de los que considera que el actual intento republicano no aguanta otra crisis de gobernabilidad. Imaginar una nueva vacancia presidencial es vislumbrar el vacío y poner en riesgo todos los activos institucionales y económicos logrados en un cuarto de siglo. Una nueva crisis de gobernabilidad, pues, abriría las puertas de lo desconocido. Esas puertas se abrieron en Venezuela y Ecuador, y solo favorecieron la aventura.

Por todas estas consideraciones, los republicanos y demócratas tendremos que cargar a Vizcarra hasta el 2021, llevarlo como sea hasta esa línea de tiempo, para que luego inicie su camino al Gólgota personal que se ha labrado a pulso. Y lo tendremos que hacer no obstante que Vizcarra, más allá de su popularidad circunstancial, es el peor gobernante del último cuarto siglo, por haber emponzoñado el sistema político a niveles impensados. En el preciso momento que los errores de Fuerza Popular debilitaban la democracia surgió Vizcarra para decirnos que todo pasado fue mejor. El referéndum barbarizó el sistema político (no reelección congresal sin bicameralidad, brasileñización del sistema político con la estatización de las campañas electorales) y desencadenó una reforma judicial que es una gigantesca interrogante.

¿A qué vamos? Vizcarra tiene que relanzar su gobierno para evitar que la crisis de gobernabilidad asome. El hombre ha acumulado las mismas pasiones enemigas que las sumadas por Keiko. De allí su precariedad. Y la única manera de evitar los contratiempos pasa por gobernar. Punto. Ya sabemos lo que significa: relanzar el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza, reconstruir el norte, enfrentar la ola criminal, combatir la anemia. Es difícil pedirle a Vizcarra que lidere reformas económicas y sociales reales —no las del referéndum, que solo generan popularidad—, sobre todo porque el hombre vive y se alimenta de encuestas. Pero invocando su apego a la popularidad, vale señalar que la única manera de conseguir aprobación hoy es gobernando. No hay otra.

La ola anticorrupción empieza a declinar después del encarcelamiento de la dirigencia de Fuerza Popular y el gran movimiento táctico (el frustrado asilo) de Alan García, que evitó su detención. Luego del chasco del acuerdo con Odebrecht, el frente de centuriones judiciales —encabezados por Gustavo Gorriti, IDL, y los fiscales politizados— ha quedado herido de gravedad. Gorriti empieza a hacer el ridículo señalando que Barata protege a García y que el líder aprista es investigado VIP. Además, aclara que él nunca dijo que la conferencia de Alan en Brasil fue corrupción, luego de agitar el tema durante semanas con el objeto de justificar el encarcelamiento del líder aprista.

Es evidente, pues, que la ola anticorrupción empieza a declinar. Y si ella se reactiva avanzará en dirección de Palacio, de Gorriti y todos los centuriones que organizaron la puesta en escena en que se criminalizó absurdamente la política peruana.

Por todas estas consideraciones, el presidente Vizcarra solo tiene una salida: gobernar. En este contexto, Salvador del Solar, presidente del Consejo de Ministros, debería responder las preguntas sobre el bloqueo de Las Bambas y evitar señalar que “se ha sacado la basura” del cuarto, cuando todos los peces gordos Lava Jato están silbando con las manos en los bolsillos. Por favor reaccione, señor Presidente, ignoré las campañas de los medios y los fiscales politizados, que convierten faltas administrativas en el Congreso (cobro de viáticos por semana de representación) en asuntos penales para levantar humaredas palaciegas. Ya no hay tiempo para el humo, es hora de los resultados.

 

Víctor Andrés Ponce
17 de marzo del 2019

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