LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Cómo llegamos al 2021?
Desmoronamiento general de la República
En medio de la implosión general de las instituciones republicanas y la destrucción de la economía y la sociedad construida en las últimas tres décadas, quizá la pregunta central es cómo se llega al 2021 salvando el mayor espacio de institucionalidad política y económica, y preservando el tejido empresarial y económico. Y absolver esta pregunta a favor del sistema republicano plantea una condición impostergable: garantizar elecciones transparentes para concretar una quinta elección nacional sin interrupciones. Y tal cómo evolucionan las cosas, todo se convierte en interrogante.
Debido a los audios y las denuncias en contra del presidente Vizcarra, hoy él enfrenta el peor momento de debilidad y fragilidad en su gestión. En realidad, la pandemia y la recesión se llevaron para siempre su popularidad, y las denuncias que se suman acrecientan la fragilidad. Sin embargo, el presidente Vizcarra ha sido sinónimo de confrontación y guerra política. Nunca fue capaz de tender un puente. En este contexto, ¿cómo evolucionará la mayoría del Legislativo frente a las denuncias que se suceden? Pregunta clave para cualquier transición hacia el 2021.
De otro lado, paradójicamente, en su afán de conseguir popularidad el actual Congreso se ha convertido en una imagen de irresponsabilidad y populismo, a través de leyes que nadie jamás imaginó. Hoy este Legislativo parece regirse por la Constitución Bolivariana de Venezuela antes que por la Constitución del Perú de 1993. Las declaraciones de los congresistas de Podemos exigiendo que el BCR financie los huecos fiscales que crean las leyes irresponsables –es decir, demandando que funcione la maquinita para desatar hiperinflaciones como en los ochenta–, es algo que deja abismado a cualquiera. En esta situación –y frente a nuevas denuncias en contra el Jefe de Estado–, si el Congreso iniciara un nuevo proceso de vacancia tampoco conseguiría el apoyo nacional para ese tipo de transición hacia el 2021. El menos hasta hoy el análisis nos indica que así se presentan las cosas.
En otras palabras, ni el Ejecutivo ni el Congreso pueden gestar una salida transicional hacia el 2021 que supere el actual desmoronamiento de la República. ¿Qué hacer entonces? Quizá la única posibilidad, tal como avanzan las cosas, pase por convocar un gabinete de salvación nacional en base a un diálogo entre el Ejecutivo y el Congreso. Más allá de los problemas que implica encontrar personalidades con predicamento y autoridad en el Perú del 2020, no parece haber otro camino. Ahora bien, esta fórmula no parece realista y los políticos esperan que se sumen los hechos para organizar el desenlace de la terrible crisis que afecta al sistema republicano.
En cualquier caso, la crisis constitucional y política del sistema republicano se ha complicado tanto que cualquier cosa puede suceder. Al igual que en el estado de naturaleza, los desenlaces no provienen de la voluntad y las propuestas de los actores, sino de la fuerza de los acontecimientos. Es hora de dejar a un lado las pasiones e imaginar cómo logramos garantizar la quinta elección nacional sin interrupciones, no obstante todas plagas bíblicas abatidas sobre el sistema republicano. Es la única manera de seguir apostando por las libertades políticas y económicas.
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