Eduardo Zapata

¿Para esto la Ley Universitaria?

¿Para esto la Ley Universitaria?
Eduardo Zapata
31 de julio del 2014

Un primer recuento de daños ocasionados por la polémica norma

La ilusión de un proyecto universitario privado interesante está a punto de desaparecer. Promotores, autoridades y profesores están perdiendo la mística inicial que alimentó el proyecto. El temor, la incertidumbre y los problemas se han instalado ya allí. De hecho, varios profesores han sido despedidos, muchas matrículas han sido canceladas y se esperan –lógico- nuevos despidos o renuncias de profesores. Efectos de la Ley Mora.

El sábado en la noche conversaba con la Directora de Carrera de una de las especialidades ofrecidas por esta institución. Que me hablaba precisamente de los sueños iniciales y los problemas académicos y administrativos del presente.

Como viejo profesor universitario, subrayo rápidamente que veía con simpatía este proyecto. Que estaba desarrollando un campus interesante, bien equipado y eficientemente administrado. Que había logrado convocar y motivar un buen equipo de profesores jóvenes comprometidos con el proyecto. Pagándoles –para comenzar- honorarios profesionales al menos dignos. ¿Las carreras o especialidades? La mayoría nuevas, acordes con la demanda del mercado.

Ocurría, sin embargo, que sus trámites para la creación de nuevas carreras -ya pagados al CONAFU (que junto con la ANR decían velar antes por el funcionamiento de las universidades)- habían quedado en el aire por la creación de la aún fantasmagórica Superintendencia dependiente del Ministerio de Educación. Claro ejemplo de la improvisación y la ineficiencia de la gestión pública.

Otro pago por supervisión de exámenes de admisión a CONAFU no tenía ya protagonista. Y lo peor, padres de familia -antes ilusionados y satisfechos por los servicios de la universidad- dejaban de matricular a sus hijos ante la incertidumbre. Y muchos chicos desertaban de la universidad.

De hecho, el resumen era que “mientras” el Estado “organizaba” su todopoderosa y omnisciente superintendencia de universidades, se estaba matando la inversión privada, la ilusión de seres humanos y –concretamente- puestos de trabajo. El discurso presidencial del 28 habló de promover las inversiones. Y la Ley Mora supuestamente de elevar la calidad de la oferta educativa. Todo lo contrario parece estar ocurriendo. A nivel económico y a nivel de proyectos de vida personal.

Entre tanto –lo recordamos aquí- el Presidente había dicho que la ley era para acabar con “las cajas chicas” de partidos o proyectos políticos. Pues bien, efectivamente un congresista dueño de una universidad –ante una llamada telefónica- cambió su voto de abstención por uno a favor de la elección de la candidata del gobierno a la presidencia del Congreso.

Y entre tanto también, los profesores de las universidades del Estado pueden seguir su vida inercial amparados en la estabilidad laboral.

Más allá de las declaraciones, de las loas a la ciencia y la tecnología y de las críticas al “execrable” lucro de algunas universidades privadas… ¿cuál es la verdadera intención concreta de esta ley? ¿no será una manifestación más de lo que el Presidente ha llamado concentración democrática y que no es otra cosa que eliminar voces discordantes y acentuar un monocorde dirigismo de perpetuación en el poder?

Por Eduardo E. Zapata Saldaña

Eduardo Zapata
31 de julio del 2014

NOTICIAS RELACIONADAS >

No te entiendo, miss

Columnas

No te entiendo, miss

Conversaba con una gran amiga. Profesora de larga experiencia que ha t...

25 de abril
Pobrecitos los viejitos

Columnas

Pobrecitos los viejitos

Si usted anda en ese grupo etario al que se suele aludir como ´c...

17 de abril
Nuestros niños y su cerebro

Columnas

Nuestros niños y su cerebro

  En lo que se refiere específicamente a lo educativo, to...

11 de abril

COMENTARIOS