Juan Sheput

Meritocracia y elecciones

Meritocracia y elecciones
Juan Sheput
05 de enero del 2016

Sobre la selección de los candidatos al Congreso en los partidos

En los últimos días ha habido una serie de críticas a la conformación de las planchas presidenciales. Se ha dicho de todo, desde que han sido conformadas en base al oportunismo hasta que son contradictorias con las trayectorias de algunos políticos o partidos. Puede ser. Sin embargo uno de los elementos que no se ha tomado en cuenta en el análisis es que en la mayoría de partidos  la meritocracia no ha interesado ni ha importado en la conformación de las fórmulas presidenciales. Aquellos políticos que han hecho méritos durante estos cinco años, dando la cara por su partido, enfrentándose a adversarios, cuestionando al gobierno, pasando momentos difíciles, simplemente han sido dejados de lado por aquellos que llegaron a último momento o simplemente han sido incorporados con el propósito de ganar algún tipo de ventaja aparente. Esta decisión en cierta medida la puedo comprender ya que también hay que tomar en cuenta un factor de confianza, es decir la comodidad del candidato presidencial en relación a quienes deben acompañarlo. Lo que no podría comprender es que se repita la misma figura, la de dar prioridad a quienes se incorporan a última hora,  para la conformación de las listas parlamentarias.

El Congreso de la República  ha elevado a un 25% la participación de invitados en las listas de candidatos al Congreso. Considero que esta medida debilita de manera ostensible a los partidos. Da pie para negociaciones de diversa índole, subastas y hasta preferencias por quienes llegan con “su pan bajo el brazo”, engrosando así los escándalos a los que nos tienen acostumbrados algunos movimientos. Pero lo más lamentable es que, por diversas razones, estos mismos personajes que recién llegan amenacen con desplazar a aquellos que, durante estos cinco años se han puesto a sus respectivos partidos sobre los hombros. Es decir la meritocracia por los suelos. De nada vale haberse distinguido en el trabajo partidario y haber sido leal con su organización política pues cuando llega el momento de competir, en época de elecciones, no se es tomado en cuenta.

Esta actitud si hace daño a la política. No sólo desanima a las bases sino aleja a los mejores militantes. Es perversa pues hasta tiene un marco legal que permite la  “desinstitucionalización” de los partidos. Las dirigencias políticas deben ser agradecidas y reconocer el trabajo de aquellos que no sólo están presentes en elecciones  o se aparecen en época electoral. Hay que fortalecer los partidos y eso significa reconocer a quienes trabajan por ellos permanentemente y a cambio de nada.

Por: Juan Sheput

PD: Artículo inspirado en la reciente columna de Steve Levitsky titulada “Políticos Calatos”,  publicada en La República.

Juan Sheput
05 de enero del 2016

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