El peligroso umbral del 20%

¿Qué riesgos correría la democracia si sigue cayendo aprobación al presidente?

Las encuestas no lo son todo, es cierto; pero indican situaciones en el tiempo, estados de ánimo, predisposiciones de la gente.

Siendo el Perú un país claramente presidencialista y sobre todo personalista, ayuda muy poco que el Jefe de Estado, en este caso Ollanta Humala, esté próximo a estar -si ya no lo está- por debajo del umbral del 20% de aprobación ciudadana, según diversas mediciones.

El fin de semana pasado Ipsos señaló que el Presidente llegó al 21%, su menor índice de aprobación a nivel nacional en lo que va de su mandato, mientras que CPI le otorgó 23%, pero considerando al interior del Perú como conjunto, su respaldo anda ya por el 18,5%.

¿Por qué considero el 20% como un umbral peligroso?, porque si en los siguientes meses la población percibe o nota que nada cambia o que los señalamientos al Gobierno (que son varios) se incrementan, el camino a lograr un dígito de respaldo puede ser bastante corto y acelerado.

Por ejemplo, si lo conflictos en el sur, a propósito del caso Tía María, se complican con las paralizaciones ya convocadas, generando una sensación de caos y violencia generalizada, los cuestionamientos válidos y reales de falta de capacidad de manejo, previsión y control del Gobierno le asestarán un nuevo golpe a la imagen presidencial.

Otro elemento que podría ocasionar grave daño al deterioro al apoyo presidencial es la suerte que pueda correr su esposa ante la comisión congresal que investiga el caso Belaunde Lossio. Aún no sabemos si la señora Heredia irá o no mañana a este grupo de trabajo, y se desconoce el desenlace que tal situación pueda ocasionar a Palacio.

Dicho sea de paso, si bien el visto bueno boliviano a la extradición del examigo de la pareja presidencial solo en torno al caso La Centralita podría ser interpretado como un triunfo pírrico de los Humala, nadie sabe a ciencia cierta si el silencio que guarde el fugado gestor y empresario respecto al presidente y la primera dama en otros temas será viable en el tiempo, por lo menos, en el tiempo que le resta de mandato a Ollanta.

Por lo demás, una baja aprobación tampoco es positiva pensando en las políticas públicas. De un lado porque se adelanta esta condición de “pato rengo” al que ingresaría el gobierno nacionalista, impidiéndole si quiera intentar algunas iniciativas claves (por ejemplo, las facultades solicitadas por el señor Cateriano).

Y también, y acaso lo más peligroso y riesgoso, es que un gobierno limitado y aislado a veces es capaz de tomar iniciativas “desesperadas”, poco inteligentes, arriesgadas e incluso frisando con lo inconstitucional. En esta última categoría las alternativas son diversas y para todos los gustos y colores.

Lo ideal sería que, tal y como van las cosas, la aprobación del actual mandatario no siga cayendo y pudiera mantenerse por encima de este umbral. Recordemos la experiencia toledista. No le hizo bien ni a él ni al país.

Por Mario Saldaña C. (@msaldanac)
21 - May - 2015