EL NEW ELECTORAL/ELECTRONAL

Las elecciones en la era digital

En el mundo de lo instantáneo y de las gratificaciones emotivas, la oposición entre lovers ya habita entre nosotros. Clics y likes, entonces, parecen sintetizar nuestros amores y desamores políticos al ritmo de la “electronalidad”. De allí que proliferen hashtags viscerales de adhesión o rechazo, impulsados por la búsqueda del new.

Más allá de la puesta entre paréntesis de racionalidades y del imperio transitorio de amores u odios declarados, conviene subrayar que los tiempos de electronalidad institucionalizan la cultura del “choque y fuga”. Ahora la pasión por el new solo sabe de fidelidades transitorias y, en consecuencia, las pasiones intensas fácilmente han de encontrar en otro new la satisfacción deseada.  

Lo estamos viendo en las elecciones. News intensamente amados de pronto se apagaron, Y sus fans migraron a la búsqueda de un “nuevo new”, incluso cuando éste tuviese un signo ideológico o propuestas políticas diferentes al primer amor.

Lo sabemos. De un tiempo a esta parte y por influencia de la lógica de la electronalidad, los consumidores somos infieles con las marcas. Atrás quedaron los prestigios inerciales de tal o cual producto, de tal o cual servicio. Marcas tradicionalmente posicionadas deben luchar hoy, día a día, por su aceptación. Y lo deben hacer gratificando permanentemente a ese consumidor  de naturaleza infiel, para constituirse siempre en el new gratificante.

Lo mismo ocurre con las relaciones laborales. Quien asume un puesto de trabajo probablemente esté pensando desde un principio en un nuevo puesto más deseable. Y, claro está esta cultura, del “choque y fuga” alcanza a las propias relaciones de pareja. El índice de separaciones y divorcios es hoy mayor que nunca, y sigue creciendo.

Todo lo anterior nos explica no solo la volatilidad del voto en esta campaña electoral, sino la transferencia —en principio, irracional— de intenciones de voto de uno a otro candidato. Explica también, claro está, la difícil predictibilidad del destino que tendrán los votos de un primer amor electoral que, por diversos motivos, dejó de gratificarnos.

La situación política y económica por la que atraviesa el país habrá de requerir una mayor gobernabilidad. Y ésta necesita de apoyos que van más allá del primer enamoramiento; supone que el elector no se haya seducido solamente por lo new del candidato, sino por lo new de una propuesta viable que asegure la gobernabilidad.

Para lograr esa gobernabilidad, lo new de las propuestas no pasa por desempolvar viejas recetas que, por lo demás, ya las hemos probado con resultados negativos. En aras de esa gobernabilidad se requerirá de nuevas fórmulas para enfrentar un mundo cambiante.

Tal vez si miramos las propuestas de cada candidato, más que lo new de su imagen, encontraremos algo de lo new de las propuestas que la situación del país exige.

Eduardo E. Zapata Saldaña